Resumen:

La ponencia presenta los resultados de una investigación que tiene por objetivo describir las distinciones del cuidado desde la perspectiva del género que poseen las personas cuidadoras, a partir de la experiencia biográfica que poseen en el cumplimiento de ese rol especializado. Conceptualmente, el cuidado puede ser definido como aquel apoyo brindado a sujetos dependientes que presentan una reducida autonomía para realizar actividades de la vida diaria como el cuidado personal, actividades domésticas básicas, movilidad esencial, reconocer objetos, orientarse, entender, ejecutar órdenes, entre otras (SENADIS, 2017). Asimismo, las prácticas de cuidado, cuentan con diferentes oferentes, los que de acuerdo a la literatura pueden clasificarse en dos perfiles generales. El primer perfil corresponde al cuidador formal, quien brinda apoyo con mayor especialización que la persona cuidada, siendo remunerado, y pudiendo enmarcar su tarea en una institución pública, privada o realizar sus acciones en forma independiente (Sorj, 2014). El segundo perfil corresponde al cuidador informal, quien brinda apoyo de manera voluntaria, sin remuneración sistemática y sin el respaldo de una institución u organización social pública o privada de por medio, sustentándose la mayoría de las veces en el contexto familiar o afectivamente significativo (Batthyany, et. al, 2017; Genta, 2017).En el esfuerzo por desagregar la noción de esta práctica de cuidado desplegada por esta diada, la socióloga Karina Batthyány (2021) propone tres ámbitos para analizarla, los que corresponden a los siguientes: i) la dimensión material, que implica hacer el trabajo en sí mismo; ii) la dimensión económica que involucra su costo; y iii) la dimensión psicológica, la que a su vez entraña emociones y afectos (Aguirre, et al, 2014). Estas dimensiones construyen en su conjunto el propósito del trabajo de cuidado, el que siguiendo a Tronto (2017) corresponde a mantener, continuar o reparar el mundo, para así poder vivir en él de la mejor manera posible, teniendo como fin último el sostenimiento de la vida. Estas nociones subrayan la dimensión relacional del cuidado, constituida por aquellos vínculos construidos entre la persona que brinda cuidado y la persona dependiente que requiere ser cuidada, generando una relación interdependiente que está marcada por la generización, es decir, por la influencia que el género posee en la práctica del cuidar (García y Urbina, 2021). Desde la perspectiva del género, estudios recientes describen el cuidado como una práctica mayoritariamente femenina, identificándolas con un rol histórico, caracterizado por la maternalización, la individualización y la sobrecarga, poniendo énfasis en su dimensión afectiva. Como contraparte, las prácticas de cuidados desarrollados por hombres cuidadores son minoritarias y mantienen las características anteriores, sumando un énfasis en la dimensión material de cuidado, particularmente en la eficiencia en la gestión (Sánchez, 2014). No existen estudios que aporten evidencia de las diferencias de género respecto de las personas dependientes a su cargo y de la influencia de esta diferencia  sobre las prácticas de cuidado.Metodológicamente se desarrolla una investigación cualitativa de tipo exploratoria-descriptiva,  con perspectiva fenomenológica y de enfoque narrativo. Para la recopilación de la información se aplicó técnica de entrevista biográfica a personas cuidadoras formales de las comunas pertenecientes a Valparaíso Metropolitano, Chile; que contaran al menos 5 años de desempeño continuo en su tarea especializada. Coincidente con los planteamientos conceptuales, la totalidad de las personas participantes contactadas para el estudio correspondieron a mujeres cuidadoras. La representatividad muestral cualitativa se definió desde saturación teórica, a través de contacto intencionado por modalidad de snowball o bola de nieve. El guion temático se focalizó en las materialidades que constituyen la práctica del cuidado y las distinciones narrativas asociadas al género de las personas cuidadas, contextualizando las respuestas en las experiencias biográficas referidas por las mujeres cuidadoras participantes de la investigación. La información fue analizada desde en el enfoque narrativo, a partir de categorías inferenciales válidas y reconocibles en el marco conceptual definido para el estudio. Los resultados obtenidos fueron validados por triangulación de técnicas, juicio experto e interanálisis. Las consideraciones éticas de la investigación cautelaron condiciones de voluntariedad en la participación de las mujeres cuidadoras, junto con compromiso de anonimización y confidencialidad  en el tratamiento de los datos. Los resultados obtenidos indican que en el caso de mujeres cuidando mujeres dependientes, las prácticas y saberes de cuidado adquiridas a lo largo del curso de vida por la feminización de esta actividad propician la aparición de elementos que facilitan a las mujeres asumirse en situación de dependencia, especialmente en sus dimensiones material y psicológica, facilitando la tarea de cuidado ejecutada por sus pares. En consecuencia, sus narrativas se construyen en torno a una relación simétrica que valora positivamente el cuidado y actualiza eventos vitales en los que fue requerido transitoriamente, destacando en ese repertorio los eventos de maternidad y crianza. En el caso de mujeres cuidando a hombres dependientes, se develan narrativas que reflejan la distancia masculina con las prácticas del cuidado a lo largo de su trayecto vital, expresadas en dos relaciones de carácter asimétrico. En la primera, el hombre dependiente se sitúa en un lugar de poder por sobre la mujer cuidadora, al significar el cuidado en su dimensión económica, como servicio o prestación remunerada. En la segunda, la relación se invierte, asumiendo características de maternalización,  especialmente en situaciones de invalidez severa, cuidados paliativos y alivio del dolor.Se concluye que las prácticas de cuidado deben considerar los determinantes de género presentes en la diada persona cuidada-persona cuidadora, comprendiendo su influencia bidireccional en la trama de cuidado a nivel microsocial, la que se constituye en un elemento estratégico a considerar en la tarea de construcción de un sistema integral de cuidados basado en los principios de justicia social y perspectiva inclusiva de género.  

Resumen:

O artigo discute à luz do materialismo histórico dialético o trabalho do assistente social junto à população em situação de rua em um pequeno município localizado no estado de Goiás, Região Centro Oeste do Brasil, com objetivo de depreender as ações e interlocuções no atendimento das necessidades dessa população e o alcance dos direitos sociais materializados pela Política de Assistência Social. Para tanto, o estudo articula revisão bibliográfica, pesquisa documental e de campo com assistentes sociais que atuam no Centro de Referência Especializado de Assistência Social (CREAS) no município lócus do estudo. Entende-se, a partir das reflexões trazidas neste artigo que em meio a uma sociedade marcada pela desigualdade social e supervalorização do capital em detrimento do respeito aos direitos inalienáveis do ser humano, as pessoas em situação de rua expressam uma das mais dramáticas manifestações da questão social – portanto objeto de atuação do assistente social, que ultrapassam os grandes centros urbanos e alcançando também as cidades de médio e pequeno porte. A vista disso, o avanço da política neoliberal consolida o enxugamento do Estado na área social resultando no espraiamento da desigualdade social e exponenciação da questão social. Com isso, homens e mulheres em número crescente vivem à margem de direitos básicos como saúde, educação, trabalho, moradia, renda, proteção social, dentre outros. Dando mostras do processo de exclusão, violência e negação dos direitos humanos que são sucumbidas às pessoas em situação de rua, constantemente com a não garantia e acesso aos direitos sociais conquistados pela Constituição federal de 1988, constituindo-se assim como sujeitos a margem de uma sociedade que exclui e estigmatiza. Por assim entender, a Politica Nacional para Inclusão Social da População em Situação de Rua (2008) enfrentar o revés no financiamento das ações, marcadas pela seletividade e fragmentação. Em decorrência disso, no enfrentamento por parte do Estado do fenômeno da população em situação de rua, não se observa um movimento para entender as causas como parte de um processo histórico carregado de contradições, há sim, uma ação deliberada dos poderes públicos no trato desta questão, marcada pelo compromisso com os interesses do capital.Ao voltar-se para essa realidade, tudo que foge à regra, ao esperado, vem carregada de constrangimentos, de discriminação, de preconceitos que se manifestam de diferentes formas, em que a população em situação de rua é frequentemente impedida de entrar em locais públicos como transporte, serviços de saúde, outros órgãos públicos, assim como em estabelecimentos comerciais. Isso evidencia o processo de subalternidade e invisibilidade enfrentado por essa população sucumbida ao preconceito, a discriminação, a falta de condições mínimas para sua sobrevivência, enfim com as desigualdades sociais existentes na sociedade, expressas na contradição da relação capital/trabalho, requer políticas sociais articuladas que possam assegurar o acesso aos direitos. Nesse sentido, importa ao estudo também, destacar os direitos sociais assegurados à pessoa em situação de rua, uma vez que sua permanência e crescimento têm desafiado as ações de políticas públicas, com ênfase no âmbito da política pública de assistência social, resultado das lutas históricas empreendidas pela classe trabalhadora e assegurada pela Constituição Federal de 1988. Assim, a assistência social constitui-se em Política de Proteção Social de responsabilidade estatal articulada a outras políticas sociais, destina-se à garantia da cidadania, regulamentada pela Lei Orgânica da Assistência Social (LOAS) em dezembro de 1993.  Este processo resulta na articulação nacional, envolvendo manifestações de diversos segmentos da sociedade, e garantiu em 2004, a aprovação da Política Nacional de Assistência Social (PNAS), na qual possibilita a inserção de assistentes sociais nos vários espaços ocupacionais como Centro de Referência de Assistência Social (CRAS), Centro de Referência Especializado de Assistência Social (CREAS) comprometidos na efetivação e ampliação do acesso da população aos direitos sociais. No tocante à população em situação de rua compreende o serviço especializado de Proteção Social Especial de Média Complexidade, tem por finalidade assegurar o atendimento e o desenvolvimento de atividades de sociabilidade. Com propósito do fortalecimento de vínculos interpessoais e familiares, como forma de contribuir para a construção de novos projetos e trajetórias de vida. Deve, também, proporcionar endereço institucional para utilização do usuário para fins de referência, promover o acesso a espaços de higiene pessoal, alimentação e provisão de documentação civil. Organizar o sistema de registro dos dados de pessoas em situação de rua, permitindo, assim a localização da família, parentes e pessoas de referência. Ressaltando-se, as ações do CREAS são desenvolvidas pela equipe composta além do/a assistente social, psicólogo/a, advogado/a e orientadores/ as sociais. Nesse chão de incertezas, de banalização da vida e agudizamento da questão social, o assistente social é desafiado a responder a construir propostas de trabalho criativa, ética e propositiva às expressões da questão social, fundamentadas nos valores e princípios norteadores do Código de Ética do assistente social (IAMAMOTO, 2001).  O trabalho do assistente social junto à população em situação de rua é orientado em prol da superação de todas as formas de discriminação, garantir o acesso dessa população aos bens e serviços das políticas sociais, assim, efetivando direitos.Diante dessa realidade marcada pela lógica excludente do capital é necessário salientar, a luta e a resistência empreendida pela população em situação de rua para acesso aos direitos humanos, bem como os avanços no marco da assistência social para esse segmento, mas, não finda as contradições que perpassam essa política e impõe desafios ao cotidiano profissional do assistente social, pois vem sendo consolidada em meio ao aprofundamento do projeto neoliberal, incorporando respostas focalizadas às necessidades e aos direitos sociais, tornando a questão social e suas expressões complexas. Com isso, verifica-se uma tendência à naturalização do fenômeno da população em situação de rua, distanciando o seu acesso aos serviços de proteção, intensificando assim, a violação de direitos e o desrespeito a esse segmento.  REFERENCIASIAMAMOTO, Marilda. A Questão Social no capitalismo. In: Temporalis/ABEPSS. Ano II, n.3 (jan./ jun. 2001). ABEPSS: Brasília (DF). 2001.

Resumen:

Los Estados del Bienestar europeos se han estructurado, desde sus inicios, en base a cuatro pilares fundamentales: educación, sanidad, pensiones y servicios sociales. La plena participación de las personas en cada uno de estos ámbitos y en los diferentes espacios de la vida social (mercado de trabajo, mercado de bienes y servicios, espacios de decisión política, organización de la vida comunitaria, sistemas de protección social, relaciones socio-familiares y comunitarias) suponen la plena inclusión social y, por tanto, el ejercicio de la plena ciudadanía (Guillén et al., 2016). La Unión Europea (UE), identifica como mecanismos de exclusión social aquellos a través de los cuales “se niega a los individuos y a los grupos pertenecientes a una sociedad, su participación en los intercambios, las prácticas y los derechos sociales que les son imprescindibles para la integración social y para su identidad social y personal” (Comité de las Regiones. Consejo de la Unión Europea (2014).La vivienda desempeña un papel fundamental dentro del espacio social de la exclusión, ya que supone un importante factor de integración social, de manera que las carencias en este ámbito pueden convertirse en la causa que desencadenan el resto de los procesos de exclusión (Grau et al., 2016; Uribe, 2015). La consideración de la vivienda como un elemento fundamental para posibilitar una vida digna, está reconocido por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cuando supone que: “el derecho humano a una vivienda adecuada es el derecho de toda mujer, hombre, joven y niño a tener y mantener un hogar y una comunidad seguros en que puedan vivir en paz y con dignidad” (Relator Especial de Naciones Unidas, 2008). Sin embargo, en lo que a España se refiere, la garantía del acceso a la vivienda, como derecho universal y componente fundamental del bienestar  y la autonomía de los individuos, (junto con la educación, la sanidad, pensiones, servicios sociales, mercado de trabajo, etc.), no ha sido asumida como una obligación por parte de los poderes públicos (Fernández, 2015), aún a pesar de incipientes iniciativas dirigidas principalmente a la aprobación de una ley estatal que garantice el derecho a la vivienda.La Federación Europea de Organizaciones Nacionales que trabajan con personas sin hogar (FEANTSA), despliega, a partir de los 90 del pasado siglo XX, un nuevo marco conceptual en un momento socio-histórico en el que emergen nuevos fenómenos y personas sin hogar con perfiles distintos a los tradicionales. Se incorporan, por parte de la sociología, marcos teóricos que rompen la dicotomía individual-estructural para ampliarla y superarla con explicaciones de carácter relacional e institucional, incorporando la multicausalidad y la comprensión de este problema como un proceso, un continuo de situaciones de exclusión de una vivienda adecuada (Fernández Evangelista, 2015). Desde esta perspectiva, el Observatorio Europeo del sinhogarismo (EOH) desarrolló una tipología de personas sin hogar y en situación de exclusión residencial (ETHOS) con el propósito de contribuir a la mejora, integración y coherencia de las políticas de prevención y atención del problema (Cabrera y Rubio, 2008). La tipología ETHOS (European Typology of Homelessness and Housing Exclusion), formulada inicialmente en 2005 y revisada en años posteriores, describe cuatro categorías conceptuales que se subdividen en un total de trece categorías operativas y 24 subcategorías situacionales. Las cuatro categorías a las que hacemos referencia son: Sin techo (sin alojamiento de ningún tipo); Sin vivienda (viviendo en un alojamiento temporal, en albergues u otros dispositivos de media-larga estancia); Vivienda insegura (viviendo bajo amenaza de desahucio, en situaciones de arrendamiento precario o de violencia de género); y Vivienda inadecuada (viviendo en chabolas, en alojamientos que incumplen la normativa sobre habitabilidad o en situación de hacinamiento). Sin embargo, a pesar del crecimiento de las situaciones de sinhogarismo y exclusión residencial, que identifica la Estrategia Nacional Integral de personas Sin Hogar (2015-2020) en España ((Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad, 2015), estas situaciones han demostrado ser difícilmente cuantificables, señalándose la invisibilización de gran parte del fenómeno. Algunos de los motivos se pueden achacar a la dificultad de muestrear, identificar, encontrar o contactar a las personas que se encuentran en estas situaciones (Schepers y Nicaise (2017), pero también a la heterogeneidad y escasa validación de los instrumentos y metodologías utilizados en el análisis de situaciones de exclusión residencial. En el presente trabajo se analizan los distintos sistemas y metodologías utilizados para contabilizar las situaciones de sinhogarismo en España, entre las que se encuentran las encuestas dirigidas a centros y servicios para personas sin hogar, las encuestas dirigidas a personas atendidas en servicios para personas sin hogar y los recuentos nocturnos, entre otras. La metodología utilizada para la presente investigación se centra en un análisis bibliográfico y documental a partir de la utilización de bases de datos como el catálogo SIIS Centro de Documentación y Estudios, Web of Science (WOS), Redalyc, Scielo y Dialnet, así como publicaciones del Observatorio Europeo del Sinhogarismo (EOH). Posteriormente se analiza un estudio de caso en base a la experiencia en Mallorca (Islas Baleares-España), desde 2015 a la actualidad. Se incorpora a este análisis una perspectiva de género por considerar a las mujeres especialmente vulnerables ante la exclusión residencial, y aún más invisibilizadas por el hecho de que el sinhogarismo femenino normalmente se muestra en otras situaciones de exclusión residencial diferentes a vivir en la calle (Asociación Realidades 2022).Los resultados preliminares apuntan hacia la necesidad de establecer principios y características básicas del sistema de recogida de datos, en referencia a la información necesaria, objetivos, agentes implicados; identificar las características de los centros y servicios objeto de investigación a partir de la organización de éstos según la tipología ETHOS; y establecer criterios para la elaboración de instrumentos de recogida de datos, como cuestionarios, formularios etc. Todo lo cual se hace imprescindible a la hora de intervenir, desde el trabajo social, con las distintas tipologías y situaciones de personas sin hogar y exclusión residencial.