Resumen:
La presente ponencia tiene como objetivo presentar una reflexión analítica sobre la intervención social que realiza una profesionista del Trabajo Social en la atención integral de la violencia de género, misma que permitió identificar fortalezas y retos que enfrentan la disciplina en la promoción de la cultura de paz e igualdad. La situación de violencia contra las mujeres representa una realidad que ha estado latente y que requiere de medidas integrales para su atención, pues se reporta que “1 de cada 5 mujeres y niñas de entre 15 y 49 años afirma haber sufrido violencia sexual o física a manos de una pareja íntima en un periodo de doce meses (ONU, 2022). Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas señaló en el objetivo de Desarrollo Sostenible 5, que “la igualdad de género no solo es un derecho fundamental, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible” (ONU, 2015). Ante ese escenario, las personas profesionistas del Trabajo Social tienen un papel fundamental para incidir en la situación de violencia de género contra las mujeres y en la promoción de la cultura de la paz y la igualdad. El Trabajo Social tiene como metas la promoción de los derechos humanos a través de propiciar cambio sociales con su intervención, debido a ello, es imperativo reconocer que existen “barreras estructurales [que] contribuyen a la perpetuación de las desigualdades, la discriminación, la explotación y la opresión (…) en criterios tales como la raza, la clase, el idioma, la religión, el género, la discapacidad, la cultura y la orientación sexual” (FITS, 2014)A partir de considerar la importancia que tiene la vinculación de la academia con colegas que se están desempeñando en escenario de la política social, surge el interés de realizar este trabajo, que en conjunto permitiese hacer un ejercicio sobre las sujetas de intervención, las metodologías y técnicas de intervención empleadas para la atención integral de la violencia de género. Este acercamiento derivó en el análisis de las fortalezas y las áreas de oportunidad que tiene la disciplina en el trabajo con mujeres receptoras de violencia. Se gestó el estudio bajo el paradigma hermenéutico para intentar identificar el sentido profundo de la información que compartió la informante, interpretar en su discurso incluso aquello que se encuentra oculto (Mancinas, Zúñiga y Arroyo, 2017). El referente teórico utilizado fue interaccionismo simbólico para interpretar el discurso de la informante, que comparte desde su propia experiencia de intervención social, en los diferentes escenarios en los que se ha desempeñado profesionalmente, desde una dimensión simbólica que permite acceder a sus prácticas, vivencias, experiencias con las sujetas de intervención. Además de evidenciar su identidad profesional y sus conocimientos, que dan forma a sus estrategias de intervención bajo uno de los postulados del interaccionismo simbólico “el individuo consciente y pensante es lógicamente imposible sin un grupo social que le precede. El grupo social es anterior, y es él que le da lugar al desarrollo de estados mentales conscientes” (Ritzer, 2002, p. 253)Este estudio cualitativo se aplicó a través de la entrevista semi-estructurada, misma que marcó la posibilidad de acceder al mundo simbólico de la informante. Para ello se diseñó un instrumento con detonadores generales, tales como experiencia de intervención con mujeres receptoras de violencia, áreas y experiencias en su formación educativa, funciones, métodos y metodologías que aplica en su escenario laboral, las fortalezas y los retos que identifica de su disciplina, las características principales de las sujetas de intervención. Para analizar el discurso que se convirtió en texto, se utilizó la estrategia propuesta por Strauss y Corbin (2012), que propuso desde la Teoría Fundamentada, pues permite la libertad de analizar el texto desde la creatividad de la investigadora para encontrar de forma novedosa el sentido. La estrategia implementada, facilitó la localización de tres grandes ejes para organizar los resultados, una aproximación al perfil del Trabajo Social, las fortalezas disciplinares para la intervención con mujeres receptoras de violencia y los retos que se le han presentado en su ejercicio profesional que busca generar la cultura de paz y la igualdad. Una vez identificados los ejes principales se procedió a la triangulación de datos, para el contraste empírico con datos teóricos y/o conceptuales. Los principales resultados versan en los tres ejes arriba expuestos, en el primero, sobre el perfil de la profesionista del Trabajo Social entrevistada, el área de actuación profesional en el que se ha desempeñado, como una de las área potenciales, a decir del Centro de Desarrollo de la Mujer, en el Centro de Atención para Mujeres Receptoras de Violencia y en el Refugio para Mujeres, y en su caso sus hijas e hijos, que viven violencia extrema. El perfil de las sujetas de intervención con las que ella interviene en los tres escenarios descritos, refiere que son mujeres en situación de vulnerabilidad que se configura por la interseccionalidad (Cubilos, 2015) de: baja escolaridad, nivel socioeconómico bajo y desempleo, empleo informal o trabajo doméstico no remunerado. De las principales fortalezas que identificó la informante se identificaron tres: la habilidad que tiene para hacer entrevistas y que está relacionada con la estrategia de aproximación a su objeto de estudio y de intervención. La segunda, es sobre la elaboración del diagnóstico social, pues tiene la responsabilidad de identificar la situación de riesgo, el rumbo de la intervención multidisciplinar y las estrategias para la reincorporación de las mujeres receptoras de violencia extrema. La tercera está relacionada con la destreza que se desarrolla de forma natural en la formación para el trabajo multidisciplinar, pues se reconoce la complejidad de la realidad social en la que va a intervenir el trabajo social y la importancia de los diferentes enfoques disciplinares para una intervención más sólida. Entre los retos principales, se encuentra la poca sistematización del ejercicio profesional por la naturaleza de las actividades y funciones que realiza la profesionista de forma cotidiana. Relacionado con el punto anterior, es fundamental relacionar los elementos teóricos aprendidos en la formación con el ejercicio profesional ya que la demanda de trabajo poco tiempo queda para hacerlo. También, identificó la necesidad de trabajar la autovaloración de la intervención que realiza Trabajo Social en la atención integral de la violencia de género, ya que las múltiples actividades, en ocasiones hacen difusa la especificidad y la importancia que tiene su intervención.