Resumen:

La discapacidad como constructo social está establecida a partir de relaciones de desigualdad y de asimetrías de poder, en una reproducción casi constante y naturalizada desde aquellos que se ubican en la “normalidad” con relación a aquellos que son ubicados en la “anormalidad”. Tales componentes de la relación normalidad-anormalidad (Foucault M. 1998) se comprenden en clave ideológica (Althusser L. 1988) para desandar las arbitrariedades de cuerpos eficaces para un sistema social que lejos de incluir, excluye. La discusión sobre la llegada de estudiantes en situación de discapacidad a la educación universitaria, debe tener en cuenta el contexto educativo regional y nacional. En un país con un claro centralismo capitalino, que se manifiesta en varias dimensiones de la vida cotidiana de quienes habitan en todo el territorio nacional, la educación superior como tal no ha sido ajena a este proceso. Es en la particularidad del Litoral Norte del país y más específicamente en la ciudad de Salto, donde comienza el proceso descentralizador de la Universidad de la República (UdelaR en adelante), lo que más tarde culminaría con la creación del primer Centro Universitario Regional en el interior del Uruguay, el Centro Universitario Regional, Litoral Norte (en adelante CenUR LN).De esta forma adquiere central relevancia el sentido y orientación que alcanza el proceso de descentralización y regionalización a partir del cual se crea una nueva estructura institucional denominada CenUR. La triple crisis (de hegemonía, legitimidad e institucionalidad) de la que habla De Souza Santos B. para referirse al devenir de la Universidad pública latinoamericana hacia fines del siglo XX, da cuenta de la necesidad de repensar su funcionalidad y su propia esencia en términos de democratización y emancipación tanto de la producción de conocimiento como de la formación profesional que le da su razón de ser. (De Souza Santos B. 2005).En este sentido, la política de regionalización promovida a partir de creación de los Centros Universitarios Regionales, puede ser entendida como un cambio que se hace eco de esa triple crisis y la pretende enfrentar abriendo las puertas de la Universidad a las necesidades del medio, mediante la generación de nuevas ofertas educativas en términos de enseñanza e investigación, así como también a sectores de la población para los cuales estaba económica y socialmente “vedado” su acceso. La consolidación y desarrollo de Salto como polo de educación universitaria en la región, llevó a delimitar la discapacidad como temática, tanto desde la producción de conocimiento, como en los proyectos de extensión de estudiantes de diversas disciplinas. Esto ha permitido y exigido pensar la educación universitaria en su integralidad, trasformando no sólo la  infraestructura edilicia y administrativa, sino la adaptación de programas, prácticas pedagógicas y en la sensibilización sobre la discapacidad en la interna del CENUR LN. Estas medidas, han tenido como objetivo desnaturalizar y deslegitimar los componentes ideológicos de la normalidad, materializados en esta casa de estudios. ¿Democratización?... como si el “ción” (que siempre designa un movimiento, una evolución) de la palabra “transición” se hubiera mudado al otro de los términos del par de conceptos que usábamos entonces, y como si el proceso que se tratara ahora de pensar no fuera ya el de conquista de una “democracia” que nos esperara al final de un túnel o de una ruta llena de dificultades sino el de la profundización de un camino que vamos recorriendo. Primera diferencia. Y la segunda: que ese camino no parece ser ya el camino hacia grados mayores de libertad, sino el camino hacia el usufructo de una cantidad mayor de derechos. (Rinesi E. 2014, p.8)Un pasaje de democracia a democratización, de libertad hacia derechos. Es mediante la democratización que podemos lograr una universalización de derechos, donde se pase del privilegio de algunos, como fue históricamente el caso de las elites universitarias al derecho de todos. (Rinesi E. 2014) Los estudiantes que tenemos no son nunca (no pueden ser pensados como siendo, nunca y en ningún lugar) “deficitarios” respecto a los que alguna suposición nos lleva a pensar que “deberíamos” tener. Son los estudiantes que tenemos, y son los estudiantes a los que les tenemos que enseñar. Lo que tal vez haya que hacer (y aquí sí creo que tenemos una ocasión interesante para revisar algunas de nuestras prácticas más establecidas) es preguntarnos cuál es el lugar en que ponemos, cuál es la prioridad que le asignamos, entre las muchas cosas que hacemos en nuestra vida de universitarios, a esta tarea que acabo de nombrar con la palabra más antigua y más sencilla que encontré: enseñar. (Rinesi E. 2014, p.13)Creemos que el camino para comenzar a desnaturalizar lo “deficitario” pasa por potenciar la interdisciplinariedad, trascender la suma de saberes mediante la creación de un lenguaje común a todas las áreas del conocimiento que permita un abordaje integral y holístico en el acceso y la permanencia en la educación superior. (Cifuentes R. 2009).  Desde este enfoque, se estima que la particularidad del CenUR LN así como las características de la población estudiantil que recibe, constituye una gran oportunidad para el abordaje interdisciplinario de las problemáticas sociales que se manifiestan en el centro educativo. En efecto, la coexistencia y convivencia de más de once servicios, se convierte en un campo propicio para el desarrollo de habilidades asociadas a la negociación, la comunicación, la gestión, y la generación de óptimas condiciones para la puesta en marcha de propuestas en las que se aborde la multidimensionalidad en el tránsito educativo en la institución, que pongan en diálogo el saber “popular” con el saber “científico”. En este sentido las políticas educativas descriptas, han generado un contexto particular para el litoral norte del país, en términos de acceso a la educación superior, producto del rol que tiene el Estado en las mismas. En este sentido creemos que (…) “el Estado es un protagonista decisivo de un poderoso proceso de universalización de derechos, es decir, de democratización política y social”. (Rinesi E. 2014, p.13)

Resumen:

La ponencia es producto del proyecto de investigación financiado por la Secretaría de Investigación, Internacionales y Posgrado (SIIP) de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza – Argentina) denominado “INTERVENCIÓN SOCIAL, SABERES Y POLÍTICAS PÚBLICAS EN MENDOZA ENTRE 2017 Y 2020. Educación, salud, migraciones e inserción laboral”. Con este trabajo buscamos comprender la intervención social en su interrelación con las políticas públicas, condicionada por las normativas institucionales en que se inscribe y dando cuenta de la potencialidad para producir conocimiento que tiene la experiencia, a partir del análisis específico de intervenciones sociales en el marco de políticas educativas, de salud, migratorias y de inserción laboral en el período 2017- 2019 en Mendoza.  Una categoría vertebral de esta investigación es la de ‘incidente crítico’ (Ripamonti, 2017), alrededor de la cual delimitamos las intervenciones a analizar. La pandemia se constituyó en el incidente crítico central y compartido que irrumpió en las intervenciones y, por ende, en nuestra investigación. Ninguna intervención pudo quedar ajena: entre otros factores porque TS[1] fue considerado una actividad esencial.  Por un lado, realizamos un relevamiento y actualización bibliográfica de la categoría intervención social, en el campo del TS. Profundizamos teóricamente y redefinimos categorías constitutivas del marco teórico: política pública; experiencia-saber-conocimiento e ideología-sentido común-cultura. Por otro lado, se definió una estrategia colectiva de trabajo que permitió una mejor recuperación de los aportes de quienes participan del equipo (la mayoría trabaja en distintos ámbitos institucionales de política pública de los campos estudiados). La intervención social es una categoría teórica (Peralta, 2020) con la cual se quiere dar cuenta de aquellos procesos y estrategias que el Estado pone en juego para implementar respuestas (políticas sociales) a las demandas de la población y a las distintas formas de acción colectiva sobre las problemáticas sociales. Y es así que la cuestión social está imbricada con la intervención social, ya que ella expresa la contradicción y disputa de intereses del orden social y, por lo tanto, el conflicto y la desigualdad de nuestras sociedades.La acción que desarrolla TS en el marco de la intervención social, es una de las intervenciones profesionales que se construyen en esa dinámica más general. Se construye entre los sujetos con necesidades y derechos vulnerados y los sujetos que tienen o pueden producir recursos para satisfacerlas o condiciones que permiten garantizar los mismos; se mueve entre la cotidianidad de la reproducción individual y social de los sujetos, las políticas sociales en sus diferentes niveles posibles de intervención y los impactos que las mismas generan en los sujetos a partir de la complejidad de las dinámicas institucionales que las operativizan.En los campos estudiados la pandemia, como incidente crítico, evidenció las diversas formas de desigualdad. Puso en cuestión la manera de intervenir en territorios ya que las formas estructurales de desigualdad y exclusión tensionan las intervenciones sociales.Al mismo tiempo, se evidenció que, en la pandemia, la intervención social pudo sostenerse donde había trabajo previo (vínculos, conocimiento del territorio, relación con las familias). Cuando, en cambio, en pandemia no se ha hecho ‘nada’ es porque la ‘nada’ era previa a la pandemia. En tal sentido se constata que la pandemia no interrumpió, sino que irrumpió. Las intervenciones no pueden explicarse sólo por la pandemia, sino que se comprenden por cómo venían siendo.Puede señalarse que se mantienen y expresan visiones que evidencian la diferencia entre una noción de intervención limitada al caso, a los sujetos individuales, y una noción de intervención profesional que se reconoce también en el trabajo con organizaciones, sujetos colectivos e instituciones y de carácter más complejo. Esto permite advertir la reproducción de cierto sentido común acerca de la profesión.  En los años 2017-2019 e intensificado en el 2020 durante la pandemia, se han incrementado las orientaciones institucionales de los distintos campos estudiados hacia lineamientos encuadrados en mayor control social sobre las poblaciones atendidas. Al mismo tiempo se ha podido observar en las fuentes analizadas cómo dichas orientaciones han tensionado a los/as profesionales en sus intervenciones, cuando éstas han sido problematizadas o enfocadas desde perspectivas de carácter emancipatorio. El material empírico y el trabajo de campo realizado permitió recoger experiencias y caracterizar intervenciones sociales en los cuatro campos seleccionados para esta investigación (salud, educación, migraciones e inserción laboral). Esto permitió constatar la incidencia que los lineamientos de política pública poseen en la accesibilidad de las poblaciones vulnerables. El aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO) ordenado a partir de la pandemia puso en evidencia las desigualdades de acceso por residencia geográfica y por las condiciones previas de las familias, fundamentalmente de habitabilidad. Además, la demanda de asistencia como un emergente de la pandemia, una novedad en la demanda que aparece en la pandemia y que permite afianzar su centralidad en tanto ‘incidente crítico’.Siempre está presente la tensión entre el sostenimiento del discurso de promoción de derechos (ideología de la profesión) y otras ideologías en las instituciones. Apareció la centralidad no sólo en el campo educativo sino en la cotidianidad de las poblaciones vulnerables el papel de la escuela. En ella se expresa la conflictividad social y como escenario de paradojas.  Los saberes producto de las intervenciones sociales de las profesionales de TS entrevistadas dan cuenta de las características que adoptan las intervenciones sociales antes de la pandemia y su reconfiguración durante la misma. Otro saber vinculado a la experiencia es que la intervención profesional no se limita a la atención de casos, es decir, de sujetos en situaciones de vulnerabilidad. Se despliega también en el trabajo con instituciones de la política social y con organizaciones sociales. Así, ciertas intervenciones construyen su objeto de intervención con otras instituciones. Es importante llamar la atención acerca de una idea de intervención que la limita al caso (o situación particular específica).TS interviene en las políticas sociales en diferentes niveles, lo cual le otorga distintos grados de poder e injerencia: nivel micro, mezzo o macro (Cristina Melano, 2001)Identificamos la potencialidad de la categoría interseccionalidad como perspectiva de intervención en los campos estudiados. [1] De aquí en adelante a Trabajo Social lo mencionaremos TS.

Resumen:

La presente ponencia tiene como objetivo presentar una reflexión analítica sobre la intervención social que realiza una profesionista del Trabajo Social en la atención integral de la violencia de género, misma que permitió identificar fortalezas y retos que enfrentan la disciplina en la promoción de la cultura de paz e igualdad. La situación de violencia contra las mujeres representa una realidad que ha estado latente y que requiere de medidas integrales para su atención, pues se reporta que “1 de cada 5 mujeres y niñas de entre 15 y 49 años afirma haber sufrido violencia sexual o física a manos de una pareja íntima en un periodo de doce meses (ONU, 2022). Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas señaló en el objetivo de Desarrollo Sostenible 5, que “la igualdad de género no solo es un derecho fundamental, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible” (ONU, 2015). Ante ese escenario, las personas profesionistas del Trabajo Social tienen un papel fundamental para incidir en la situación de violencia de género contra las mujeres y en la promoción de la cultura de la paz  y la igualdad. El Trabajo Social tiene como metas  la promoción de los derechos humanos a través de propiciar cambio sociales con su intervención, debido a ello, es imperativo reconocer que existen “barreras estructurales [que] contribuyen a la perpetuación de las desigualdades, la discriminación, la explotación y la opresión (…) en criterios tales como la raza, la clase, el idioma, la religión, el género, la discapacidad, la cultura y la orientación sexual” (FITS, 2014)A partir de considerar la importancia que tiene la vinculación de la academia con colegas que se están desempeñando en escenario de la política social, surge el interés de realizar este trabajo, que en conjunto permitiese hacer un ejercicio sobre las sujetas de intervención, las metodologías y técnicas de intervención empleadas para la atención integral de la violencia de género. Este acercamiento derivó en el análisis de las fortalezas y las áreas de oportunidad que tiene la disciplina en el trabajo con mujeres receptoras de violencia. Se gestó el estudio bajo el paradigma hermenéutico para intentar identificar el sentido profundo de la información que compartió la informante, interpretar en su discurso incluso aquello que se encuentra oculto (Mancinas, Zúñiga y Arroyo, 2017).  El referente teórico utilizado fue interaccionismo simbólico para interpretar el discurso de la informante, que comparte desde su propia experiencia de intervención social, en los diferentes escenarios en los que se ha desempeñado profesionalmente, desde una dimensión simbólica que permite acceder a sus prácticas, vivencias, experiencias con las sujetas de intervención. Además de evidenciar su identidad profesional y sus conocimientos, que dan forma a sus estrategias de intervención bajo uno de los postulados del interaccionismo simbólico “el individuo consciente y pensante es lógicamente imposible sin un grupo social que le precede. El grupo social es anterior, y es él que le da lugar al desarrollo de estados mentales conscientes” (Ritzer, 2002, p. 253)Este estudio cualitativo se aplicó a través de la entrevista semi-estructurada, misma que marcó la posibilidad de acceder al mundo simbólico de la informante. Para ello se diseñó un instrumento con detonadores generales, tales como experiencia de intervención con mujeres receptoras de violencia, áreas y experiencias en su formación educativa, funciones, métodos y metodologías que aplica en su escenario laboral, las fortalezas y los retos que identifica de su disciplina, las características principales de las sujetas de intervención. Para analizar el discurso que se convirtió en texto, se utilizó la estrategia propuesta por Strauss y Corbin (2012), que propuso desde la Teoría Fundamentada, pues permite la libertad de analizar el texto desde la creatividad de la investigadora para encontrar de forma novedosa el sentido. La estrategia implementada, facilitó la localización de tres grandes ejes para organizar los resultados, una aproximación al perfil del Trabajo Social, las fortalezas disciplinares para la intervención con mujeres receptoras de violencia y los retos que se le han presentado en su ejercicio profesional que busca generar la cultura de paz y la igualdad. Una vez identificados los ejes principales se procedió a la triangulación de datos, para el contraste empírico con datos teóricos y/o conceptuales. Los principales resultados versan en los tres ejes arriba expuestos, en el primero, sobre el perfil de la profesionista del Trabajo Social entrevistada, el área de actuación profesional en el que se ha desempeñado, como una de las área potenciales, a decir del Centro de Desarrollo de la Mujer, en el Centro de Atención para Mujeres Receptoras de Violencia y en el Refugio para Mujeres, y en su caso sus hijas e hijos, que viven violencia extrema. El perfil de las sujetas de intervención con las que ella interviene en los tres escenarios descritos, refiere que son mujeres en situación de vulnerabilidad que se configura por la interseccionalidad (Cubilos, 2015) de: baja escolaridad, nivel socioeconómico bajo y desempleo, empleo informal o trabajo doméstico no remunerado. De las principales fortalezas que identificó la informante se identificaron tres: la habilidad que tiene para hacer entrevistas y que está relacionada con la estrategia de aproximación a su objeto de estudio y de intervención. La segunda, es sobre la elaboración del diagnóstico social, pues tiene la responsabilidad de identificar la situación de riesgo, el rumbo de la intervención multidisciplinar y las estrategias para la reincorporación de las mujeres receptoras de violencia extrema. La tercera está relacionada con la destreza que se desarrolla de forma natural en la formación para el trabajo multidisciplinar, pues se reconoce la complejidad de la realidad social en la que va a intervenir el trabajo social y la importancia de los diferentes enfoques disciplinares para una intervención más sólida. Entre los retos principales, se encuentra la poca sistematización del ejercicio profesional por la naturaleza de las actividades y funciones que realiza la profesionista de forma cotidiana. Relacionado con el punto anterior, es fundamental relacionar los elementos teóricos aprendidos en la formación con el ejercicio profesional ya que la demanda de trabajo poco tiempo queda para hacerlo. También, identificó la necesidad de trabajar la autovaloración de la intervención que realiza Trabajo Social en la atención integral de la violencia de género, ya que las múltiples actividades, en ocasiones hacen difusa la especificidad y la importancia que tiene su intervención.  

Resumen:

O presente trabalho busca analisar os limites e possibilidades de atuação do assistente social no contraditório espaço sócio-ocupacional da Secretaria Municipal de Habitação de São Paulo - espaço que tem como premissa a provisão de habitação de interesse social para famílias pobres da cidade. Ao longo do texto buscaremos revisitar a construção do direito à moradia na sociedade brasileira e como esta se efetiva na elaboração de alternativas habitacionais na sociabilidade do capital, tanto no aspecto legal e normativo e as proformas de sua efetivação. Partimos da concepção de moradia adequada, conceituada na Declaração Universal dos Direitos Humanos de 1948, para compreender e quantificar o déficit habitacional da cidade de São Paulo e explicitar o desafio de efetivação do direito à moradia na cidade de São Paulo. Refletimos que a moradia, reconhecida como direito humano fundamental, encontra nas cidades brasileiras relações sociais desiguais que condicionam e processam estruturas urbanas excludentes que se materializam na falta de saneamento básico e do acesso à água tratada, na precariedade das construções, nas ocupações desordenadas, nas palafitas e etc., expressando o não acesso à moradia digna preconizada na Constituição Federal Brasileira. O caráter inclusivo do texto constitucional não materializa o acesso à moradia, necessitando da intervenção do Estado para fomentar ações que possibilitem a superação da condição excludente do atual estágio de sociabilidade do capital e o alcance de condições plenas de reprodução da vida. Ao longo do texto veremos que o acesso a moradia, se confronta com interesses da especulação imobiliária, colocando a questão da habitação numa arena de luta de classes, já que é o pobre, o desprivilegiado e o marginalizado do poder político que primeiro sofre com o processo de transformação urbana. A necessidade habitacional, enquanto expressão da questão social está colocada no horizonte da vida cotidiana. E, enquanto necessidade da vida cotidiana, a questão da moradia esbarra no modelo de sociedade capitalista que constitui a moradia mercadoria, destituída do seu fim social. A moradia desvinculada do seu papel social e inserida na sociabilidade do capital como mercadoria está tão imbrincada nas relações sociais que pensar o acesso gratuito à educação e saúde nos é natural e quase óbvio. No entanto, quando nos referimos ao acesso gratuito à moradia, nos causa estranheza e consideramos impensável formular políticas habitacionais como direito de todos e dever do Estado, evidenciando que “as ideias dominantes, nada mais são do que a expressão ideal das relações materiais dominantes apreendidas como ideais”. A execução da política de habitação da cidade de São Paulo monopoliza muitos interesses: sobretudo o interesse do mercado. Corrobora com essa percepção diversos autores que tratam do tema, que entendem ser o Estado o principal ator, se não o condutor do processo de mercantilização das cidades, seja protegendo os interesses de acumulação urbana pela produção e reprodução da cidade, seja por ter coerção dentro de um território, pois se apropria do investimento social coletivo e o redireciona em benefício de alguns. Buscará ainda problematizar a respeito da direção social da profissão e as condições objetivas de materialização na prática profissional do princípio fundamental expresso no código de ética brasileiro da profissão que vislumbra a construção de uma nova ordem societária que contraponha à do capital. Busca também analisar os limites institucionais colocados neste espaço sócio-ocupacional que pode concorrer para uma atuação profissional pragmática, produtivista e distante do sentido da emancipação sociopolítica e humana.. O fio condutor da proposta de reflexão aqui contida analisará o contexto em que se desenvolve o exercício profissional do/a Assistente Social e as possibilidades de materialização do projeto ético-político da categoria profissional, na perspectiva da construção de alternativas coletivas de resistência que vislumbre a efetivação do direito à cidade, na perspectiva de um novo ordenamento social. Por se tratar de uma profissão que atua na concepção da efetivação do direito, examinar o exercício profissional para além da condução operativa e instrumental na política de habitação, à luz do projeto ético-político brasileiro que baliza essa atuação, nos parece ser uma possibilidade de refletir o cotidiano e construir alternativas coletivas de resistência nessa política. Compreendemos que conhecer os limites institucionais presentes no exercício da atuação profissional se apresenta como possibilidade de romper com lógica gerencial presente nessa política sob o discurso de eficácia e eficiência técnica. As múltiplas determinações da questão social que se origina na sociabilidade do capital expressam uma totalidade dinâmica e contraditório e a urgência de atender ao imediato, a questão aparente, distanciam o/a assistente social de uma práxis emancipatória. Há que se considerar que a condição de trabalhador assalariado, sujeita o/a Assistente Social aos mesmos processos alienantes e alienadores do trabalho, forjado na lógica do capital. Requerendo do/a profissional uma “capacidade crítica que desvele nas dinâmicas institucionais cotidianas as artimanhas da burocracia, das racionalidades gerenciais das políticas e dos programas sociais que fragmentam a realidade social e isolam as profissionais”. Concluí que é essa capacidade crítica que vislumbramos como possibilidade de abstração da realidade e ir além da mera manipulação imediata de aspectos do cotidiano, para então entendê-los e transformá-los, retomando a direção social da nossa profissão na perspectiva da construção de uma nova ordem societária.