Resumen:
La presente ponencia da cuenta del proceso de investigación adelantado en el marco del trabajo de grado de Trabajo Social de la Universidad de Antioquia, la cual estuvo orientada por la siguiente pregunta y objetivos: ¿Cómo han sido las prácticas de re-existencia en el territorio que ha posibilitado el Festival en La Frontera: Arte, Memoria y Comunidad desarrollado en el sector La Frontera- Altos de Niquia, entre los años 2017 y 2021? El objetivo general, interpretar dichas prácticas de re-existencia, a través de la sistematización de experiencias como apuesta teórica, metodológica y política, que permita: 1. Reconstruir las prácticas de re-existencia del Festival en La Frontera llevadas a cabo por la Casa Cultural Botones. 2. Describir las vivencias, significados y aprendizajes construidos por las personas participantes e integrantes de la Casa Cultural Botones. y 3. Describir las formas de apropiación y transformación del territorio que han posibilitado las prácticas de re-existencia del Festival en La Frontera.Las reflexiones alrededor del arte, la memoria, el territorio y la re- existencia son necesarias, en tanto es fundamental reconocer y potenciar las acciones comunitarias generadas en y desde contextos complejos, las cuales poseen la fuerza para suscitar cambios en las personas partícipes de las mismas y en sus entornos. De ahí que sea imprescindible profundizar, relacionar e interconectar dichos conceptos, en especial, a la luz de un municipio como Bello, que se ha enfrentado a tensiones particulares entre la vida/alegría y la muerte/miedo. Es de suma importancia reconocer las acciones e iniciativas artísticas situadas y contextualizadas de organizaciones, colectivos y sujetos que, desde abajo, se piensan otras formas de re-existir y resignificar el territorio como es el caso de la Casa Cultural Botones.En Colombia, dado el contexto de conflicto armado, su relación con el Estado/gobierno y diversas dinámicas que deben estudiarse con lupa, se han levantado iniciativas de re-existencia en los territorios que en escenarios complejos le han apostado a la transformación de realidades que son vividas y sentidas por las comunidades testigas de múltiples violencias, cultivando así un camino mediado por la creación, la construcción de memoria y de futuros otros.El municipio de Bello, ubicado en el departamento de Antioquia, a lo largo de su historia ha evidenciado múltiples asesinatos, desapariciones y desplazamientos forzados producto de enfrentamientos entre bandas delincuenciales que se disputan el control territorial, los puntos de expendio de drogas y las rutas de comercialización de mercancías ilícitas, en ocasiones en alianzas con algunos miembros de la Policía Nacional y la administración municipal. Ante esta situación han surgido también procesos artístico-culturales que le han apostado a la generación de vínculos distintos con otras, otros y con el territorio.Uno de estos es la Casa Cultural Botones, ubicada en el sector La Frontera que se presenta como espacio para la re-existencia. Más allá de hacerle frente a un contexto adverso, de resistirlo, se tejen en él otras posibilidades, otras formas de habitar y ser en el territorio. Botones, porque los botones unen, se ha encaminado, en medio del contexto de La Frontera, de Bello, del país y del mundo, hacia la construcción del tejido social desde la educación popular y el arte. Esto, a través de talleres formativos y artísticos, y apuestas como las Vacaciones Creativas, la Escuela itinerante de Educación Popular, las Novenas populares y el Festival en la Frontera: Arte, memoria y comunidad. Este último, es uno de los espacios que conjugan las diferentes apuestas que la Casa Botones reivindica en su ser y hacer, comenzó en octubre del 2017 con el arte, la memoria y la comunidad como premisas, manteniéndose en los siguientes encuentros celebrados anualmente hasta el año 2021. El arte concebido como un mecanismo o camino para el encuentro con el otro y la otra, que permite la creación y acción colectiva; la memoria, como generadora de recordación del pasado, para resignificar el presente y construir futuros otros; y, la comunidad como “la puesta en acción de los saberes individuales para la construcción colectiva, ya que sin esta las apuestas artísticas y de memoria, no tendrían cómo fluir, retroalimentarse y potenciarse” (Casa Cultural Botones, 2017, p.12). Desde la creatividad, los colores, la invitación amigable, se insiste en abrir otras posibilidades dentro de un contexto que muchas veces para los lugares periféricos pareciera estar ya escrito, sin embargo, este lugar de confrontación dialéctica entre aquello que soñamos y aquello que está afuera, se construye y transforma a partir de las relaciones, interacciones y apreciaciones a medida que lo caminamos, habitamos y reconocemos. El territorio, superando su definición como espacio geográficamente localizado, es entendido como todo espacio socialmente construido y apropiado (Porto-Gonçalves, 2009) en el cual se encuentran diversos actores territoriales que, mediante el establecimiento de relaciones entre sí y con el entorno (Haesbaert, 2012), lo intervienen y transforman desde su “cosmovisión” u “ontología” (Escobar, 2014).Es en aquellas pequeñas grietas que se busca el punto de fuga donde sea posible un mundo más amplio, que logre integrar todas las tonalidades y matices; ha sido desde la re-existencia, esa “reelaboración de la vida en condiciones adversas intentando [...]ocupar un lugar de dignidad en la sociedad” (Albán, 2007, p.23), desde donde Botones se enuncia y orienta sus prácticas. Ante la marginalización, la pobreza, la violencia estatal y el conflicto armado, no solo se resiste al proyecto político y económico hegemónico sino también se revalora y dignifica lo propio con perspectiva crítica, visibilizando lo diverso y recreando nuevos códigos de identidad.Es por esto que abordar la re-existencia como categoría, sumado a las expresiones artísticas, los ejercicios de memoria y el territorio como subcategorías, desde perspectivas como la sociología de las ausencias/ sociología de las emergencias (De Sousa, 2006), permite, como una opción política y ética, hacer visibles aquellos saberes y prácticas generados en el Festival en La Frontera, que resisten y re-existen en contextos hostiles; haciendo presente lo que está ausente, poniendo en evidencia lo existente como no-existente, haciéndolo disponible.