Resumen:

La ponencia aborda el análisis de las trayectorias de vida observadas en el desarrollo de dependencia mostrados por personas adultas mayores que residen en contextos urbanos y rurales de Nuevo León, entidad ubicada al noreste de México. Para ello, se retoman los principales resultados de un estudio cuantitativo realizado por trabajadores sociales con el objetivo de analizar el desarrollo de dependencia en sus diversas modalidades (económica o material, instrumental, afectiva, funcional y/o avanzada) definido y operacionalizado a partir del requerimiento de apoyo de parte de un tercero para realizar una o más actividades de la vida diaria. La recolección de evidencias parte de una muestra estratificada compuesta por 351 mujeres y 349 varones con 65 y más años, con al menos una de las formas de dependencia analizadas. Se buscó equiparar los grupos en función de sexo, contexto de residencia y cohortes, con participantes de entre 65 a 74 años, así como de 75 a 84, además de 85 y más. Con una cédula previamente validada sobre dependencia, surgimiento de esta y su relación con la presencia de discapacidad, edad cronológica y diversos elementos que dan cuenta de las determinantes sociales vinculadas al desarrollo de dependencia.Los resultados indican una gran heterogeneidad presente entre los grupos, misma que aparece en función del género de las/os participantes, así como del contexto en que viven rural/ urbano, y de diversos elementos sociales e históricos marcados de manera diferenciada en cada generación. El análisis busca develar, partiendo de la perspectiva teórico-metodológica curso de vida y el enfoque centrado en derechos, las particularidades de los grupos y las trayectorias seguidas por el surgimiento de las diversas formas de dependencia, resaltando en estas su construcción sociohistórica, política, económica y cultural a lo largo de la vida, mismas que se evidencian, conjugan y recrudecen en la vejez. Además, se subraya la manera en que autonomía/funcionalidad se conceptualiza y evidencia en su disminución en cada una de las formas de dependencia, marcando pautas específicas pero interconectadas desde los colectivos en la forma de envejecer, así como en las formas que adquiere el tejido social a su alrededor para responder a dicho requerimiento. Asimismo, se muestra la manera en que la visión hegemónica de la vejez (enfoques biomédico y demográfico) tiende a homogenizar a los grupos, omitiendo las particularidades presentes entre estos e invisibilizando las diferencias que van marcando las particularidades entre los mismos, constituyéndose en el proceso como crecientes desigualdades que ensanchan las brechas preexistentes y generan formas diversas de exclusión social. Las conclusiones del estudio dejan clara la diferencia entre dependencia y discapacidad, usadas muchas veces como sinónimos desde la visión dominante, pero también entre las formas presentes en la primera, su surgimiento y conexión, sumativos en muchos de los casos. También permiten cuestionarse y reflexionar en torno a la visión negativa sobre dependencia, que desde una connotación de censura y aludiendo a la misma desde la carencia, falta o pérdida de un bien preciado “autonomía” que suele subrayarse cual posesión individual cuyo desgaste por lo general es vinculado a la presencia de discapacidad, considerada un producto de la edad y la enfermedad, además de aludirse a la misma como destino inevitable del envejecimiento.  Es importante señalar que dicha visión omite y anula la interdependencia que hasta hace algunas décadas era considerada parte del adhesivo esperado en los vínculos afectivos, sociales y especialmente de cuidados entre los miembros de una familia, así como entre vecinos/as, amigas/os; la interdependencia presente entre las generaciones, independientemente de quien se encontraba en la parte de requerimiento de apoyos y cuidados, así como de quien los brinda. Al centrarse en lo individual, dicha visión rompe con su sentido social, así como con el indicador de adversidad en el contexto próximo, tanto en el presente como en el pasado, mismo que construye las formas que adquieren los vínculos interpersonales, pero también la petición y recepción de ayuda, recrudeciéndose ante las condiciones adversas. Llama la atención que a la par del aumento en los niveles de dependencia, no necesariamente vinculados con la edad, así como tampoco a la presencia de discapacidad, el análisis permite clarificar la construcción de la misma a lo largo del ciclo de vida, atravesado por una serie de elementos sociales, económicos, históricos, políticos y culturales, mismos que marcan las trayectorias y las llevan a constituirse en desigualdades y formas de exclusión social entre los grupos. Se evidencia también que la forma de vivir impacta y deja claras señales en la manera de envejecer y que las marcadas diferencias entre los grupos, se constituyen en recrudecidas brechas en la etapa final de la vida que debe ser considerada en su clara construcción, pero también en su significación y sentido. De gran relevancia es que su análisis parta del reconocimiento de particularidades, pero también de generalidades observadas, en tanto apuntan a un necesario estudio profundo y holístico que de cuenta tanto del desarrollo prematuro de la dependencia entre las/os participantes, en especial en las generaciones recién llegadas a la vejez. Otro aspecto a resaltar se constituye a partir de los elementos que coadyuvan en su origen y características, además de la distancia observada entre tendencias crecientes de esta de forma paralela con una patente disminución de la cohesión social, especialmente en términos de la confianza en las personas cercanas a nivel territorial o comunitario. Esto último impacta en gran medida las características del tejido social, en particular de una de las estrategias de supervivencia claves entre grupos en situación de vulnerabilidad: sus redes de apoyo.             

Resumen:

La propuesta de modelo colaborativo surge a partir de los resultados obtenidos en la investigación que desarrollamos para identificar las transformaciones que habían experimentado las redes de apoyo formales e informales para la atención de las necesidades de las Personas Adultas Mayores (PAM) en tiempos de pandemia en tres ciudades de México (Monterrey, Guadalajara y Ciudad Juárez). La investigación la realizamos en dos etapas: una cuantitativa a partir de un estudio transversal, correlacional, donde llevamos a cabo 129 encuestas telefónicas utilizando una cédula digital; y otra cualitativa a través de entrevistas en profundidad. Entre los resultados cuantitativos, encontramos que durante la pandemia sus necesidades cambiaron de manera significativa, principalmente las afectivas y las materiales y/o económicas (en un 21% y 25% respectivamente), además sus redes de apoyo se vieron alteradas, así como los apoyos que recibieron de dichas redes durante el confinamiento. En la etapa cualitativa, encontramos en las narrativas de los adultos mayores que aluden la alteración de su vida cotidiana, así como al papel que desempeñaron sus redes informales para proveerles cuidado y atención durante el prolongado confinamiento.Ante este panorama, nos planteamos realizar una propuesta de intervención dirigida a atender las necesidades de las personas adultas mayores, la cual posibilitará el fortalecimiento de sus redes de apoyo formales e informales, considerando que las redes de apoyo constituyen una de las principales estrategias de soporte para la sobrevivencia y el cuidado de las PAM, además de que son consideradas como uno de los indicadores relevantes en el tema de pobreza multidimensional. A partir de una perspectiva dialógica, colaborativa y participativa decidimos construir dicha propuesta, para ello, organizamos como primera estrategia, la realización de foros dialógicos en cada una de las ciudades donde realizamos trabajo de campo, en ellos reflexionamos de manera conjunta con profesionales que estudian y/o atienden a las PAM desde las universidades, instituciones públicas y Organismos No Gubernamentales, los resultados obtenidos en la investigación y delineamos de manera conjunta posibles estrategias de intervención así como sinergias para conformar una red de incidencia para el alcance de los derechos sociales de las PAM.La perspectiva teórico - metodológica en la que se sustenta la propuesta es la Metodología Relacional de la Red de Cabiati y Folgheraiter (2014) la cual propone focalizarse en los recursos disponibles, ya que el bienestar “emerge de las relaciones sociales” (p. 101). Dicha metodología propone un modelo de bienestar societario donde la función del profesional es favorecer las relaciones, es decir, es un facilitador relacional del proceso, a fin de incrementar el bienestar societal en las PAM, ya que se reconoce que el “saber técnico” no es suficiente por sí mismo para resolver los problemas sociales. Los principios que rigen esta metodología y que encauzan nuestra propuesta son: la Autodeterminación (concibe un sujeto activo y capaz, por ello se respeta la individualidad), el Bienestar de la sociedad (ya que fortalece las relaciones y el capital social), la Subsidariedad (ya que ofrece ayuda y protección, y se reconoce a diversas entidades que atienden), la Mutualidad y Reciprocidad (proceso de intercambio recíproco, reconocimiento y empoderamiento).Así mismo, la propuesta de intervención se apoya en el Enfoque basado en Derechos, ya que este es “central en la regulación de un marco normativo que permita la implementación de políticas públicas que tiendan a generar condiciones de mayor igualdad…” (Manes, et. Al. 2016), en este caso hacia la población adulta mayor, ya que los resultados obtenidos en la investigación muestran un ensanchamiento de las brechas sociales así como fragilización del tejido social, lo cual ha generado mayor desigualdad y exclusión social.Con las perspectivas teóricas y metodológicas descritas, respaldamos nuestra propuesta de intervención, la cual aspira a conformarse en un modelo colaborativo a partir de la red de incidencia, el cual se replicaría en cada una de las ciudades, en una zona con mayor rezago social y con un número considerable de población adulta mayor. Dicha intervención se realizará con la colaboración de integrantes de la Red, e iniciará con un diagnóstico participativo a fin de identificar los principales problemas y necesidades sociales de las PAM, y a partir de ello, se diseñarán proyectos de intervención específicos a las necesidades contextuales de esta población  y sus redes de apoyo.Referencias BibliográficasCabiati, E. y Folgheraiter, F. (2014). La metodología relacional de la red. Perspectiva y principios básicos. Revista Perspectivas Sociales/ Social Perspectives, Vol. 16, No. 1, pp. 101 – 119.Manes, R; Carballo, B; Cejas, R; Machado, E; Prins, S; Savino, D; y Wood, S. (2016). Vejeces desiguales. Un análisis desde el enfoque de derechos de las personas mayores. Revista Margen No. 83. 

Resumen:

El encuentro entre el Trabajo Social y la Gerontología vienen inaugurando auspiciosos debates, interrogantes y producciones sobre el proceso de envejecimiento humano y las múltiples vejeces en el marco de sociedades desiguales, injustas y cada vez más deshumanas. Los aportes del Trabajo Social al campo gerontológico se inscriben en los avances del paradigma crítico y la profunda revisión sobre los imaginarios sociales arraigados sobre las personas mayores (Yuni, 2015). Se presupone, que la ampliación de este espacio interdisciplinario, está conjugado con la apertura a nuevos escenarios de intervención y/o investigación que el Trabajo Social impugna desde su ejercicio profesional. La inserción reciente del Trabajo Social en este escenario de actuación, produce múltiples posibilidades y adversidades que se traman en una red de significados y sentidos, lo cual inhabilitan la intervención social durante tiempos históricos. En ese marco, la presencia del profesional exige posicionamientos teóricos y una matriz ético-política que sostenga principios y valores que direccionen la intervención desde un proyecto que albergue a las personas mayores, como sujetos capaces de transformar su realidad y el entorno que lo circunda. El mundo de las residencias está dado por regulaciones estatales que conforman un espacio de control social sobre la vida y la muerte de las personas que habitan estos centros. La cotidianeidad de las personas viejas, está atravesada por innumerables decisiones ajenas que están incidida por las capacidades de los actores operante y las normativas que interceden en las mismas (Dornell, 2020).El desafío que aquí se inicia procura navegar por las recientes trayectorias que están cursando colegas en centros gerontológicos de cuidado privado, con el propósito de conocer sus prácticas, indagar sobre sus reflexiones y examinar los múltiples obstáculos, así como posibilidades, que se producen en el ejercicio cotidiano en el espacio institucional. Fundamentación de la investigación y objeto de estudioEnvejecimiento, dependencia y cuidado asoman en la actualidad como un continuum marcado por las disparidades de recursos y servicios para garantizar vidas dignas a las personas mayores. Es sabido que la vejez en su naturaleza, no presenta como destino inevitable la dependencia, eso no significa que en este momento del curso vital las limitaciones funcionales puedan adquirir cierto protagonismo, más aún si consideramos la profunda acumulación de inequidades que sufren amplios colectivos que llegan a la vejez.El tema de la atención a las personas mayores viene produciendo innumerables debates, interrogantes e inquietudes en la región, con miras a delinear acciones tendientes a formular propuestas que se asemejen a los modelos de cuidado que los países desarrollados vienen desplegados desde hace algún tiempo. La idea de “envejecer en casa” (Rodríguez, 2011) se constituye como un paradigma predominante, auspiciando respuestas que estarían conformando los deseos y preferencias de los propios sujetos que requieren los servicios. Si bien este anhelo está presente en la región, las condiciones de vida, las desigualdades sociales y la debilidad institucional, hace de la “casa” un lugar de relativa protección y amplia desprotección, cuando las garantías de cuidado no están dadas. En ese marco, la ampliación de estrategias de cuidado en residencias gerontológicas de carácter privado, fue emergiendo al compás de una estructura político-económica-social y cultural que favorecía el desplazamiento de la atención socio-sanitaria de la vejez, a la órbita privada. En ese orden, el aseguramiento de los cuidados se edifica en una dinámica privada, escasamente regulada y con carente presencia de profesionales. La proliferación de residencias gerontológicas durante las dos primeras décadas del siglo XXI, están consustanciada con la ausencia del Estado en materia de cuidado hacia las personas mayores. El reciente Sistema Nacional Integrado de Cuidado, atenúa la situación, pero lejos está de ofrecer mecanismos de acceso amplios, universales y asequibles al conjunto de la población. Para Uruguay, las residencias gerontológicas no constituyen el último eslabón de la cadena de cuidado, en tanto los restantes servicios que incluyen la progresividad de la atención están ausente. Por este motivo su opción adquiere protagonismo y con ello su crecimiento exponencial en estos tiempos.La inserción de los/as trabajadores/as sociales en residencias gerontológicas ha presentado divergentes avances en la región, siendo Uruguay uno de los países que mayor rezago presenta. La reciente reglamentación que regula los establecimientos de cuidado opera como mecanismo de inserción, aunque su velocidad estará marcada por la capacidad regulatoria estatal y los sistemas de fiscalización dispuesto por la administración pública (Dornell, 2020).En ese orden, la construcción del quehacer profesional en contextos institucionales en el campo de la vejez, está estrechamente vinculadas a los marcos ideológicos-teóricos que sustentan los discursos, prácticas y acciones provenientes del siglo XX. La disputa por las formas de construcción de la mirada residencial (Paola, 2019) permea la direccionalidad en la intervención profesional, tensionando la visión sobre el sujeto, la organización y su lugar en la misma.Hasta el día de hoy, la incursión por los itinerarios institucionales en los centros de cuidado, parecen contar con la presencia de médicos, cuidadoras, enfermeras, todas ellas dispuestas a regular y normar conductas estandarizadas, fijando criterios homogéneos sobre las denominadas corporalidades deficitarias.Cabe la pregunta sobre que lugar dispone el Trabajo Social y que espacios de negociación se abren para construir la intervención en lo social. Desde esta investigación se intentará dilucidar cuales son las responsabilidades, funcionalidades y resistencias que se construyen desde el accionar diario, y cuales son las tensiones que obturan la intervención. Aquí, las asignaciones estatales fijadas en la reglamentación cobrarán sentido en el espacio singular, permitiendo comprender su sentido y la construcción que ella hacen del rol profesional. 

Resumen:

El envejecimiento, la vejez y las personas mayores afloran como una temática de relevancia en los tiempos que transita la humanidad. El siglo XXI está marcado por grandes transformaciones que irán avizorando temáticas de interés para las Ciencias Sociales en general y la Gerontología en particular. En estos tiempos, la gerontología ha derivado en múltiples corrientes a partir de las diversas, heterogénea y desiguales formas de envejecer que afronta el colectivo de las personas mayores. Una de ellas es la Gerontología Feminista, la cual emerge a partir de la organización social del género y las condiciones que obturan a las mujeres iguales tránsitos sociales que sus pares varones. Los avances de la gerontología feminista han situado a los hombres mayores en una condición necesaria pero insuficiente de cara a la producción de conocimientos. En su mayoría, las publicaciones de esta corriente epistemológica profundizan en la deconstrucción del orden social patriarcal, haciendo explicito las múltiples ataduras de las que son parte las mujeres y las huellas visiblemente constatables en las féminas mayores (Navarro, 2021).Este estudio que aquí le presentamos pretende revisar desde una mirada relacional del género, la constitución de la masculinidad de los varones mayores, a fin de perfilar cuales son los sentidos, significados, prácticas y acciones que solventan el imaginario masculino hegemónico. Es sabido que el envejecimiento trae cambios en vastos aspectos de la vida humana, volviendo a las dimensiones que lo constituyen, una práctica inacabada de transformaciones, que desafía al sujeto envejeciente durante todo el curso de su vida. Las personas marcan sus itinerarios según una serie de clasificaciones que le dan seguridad, dotando de sentido su propia identidad (Iacub, 2011).En esta investigación, se busca identificar los pilares de la masculinidad que sostienen los varones mayores de 65 años a partir de la reificación de nuevas marcas que se van construyendo y deconstruyendo a partir de los cambios que el envejecimiento les depara a los hombres durante la segunda mitad de la vida.El desafío de esta producción está en recuperar los relatos masculinos, develando los innumerables secretos, temores y miedos que se inscriben y re-inscriben a través de las marcas que el paso del tiempo representa en el ser varón durante la vejez. Sin lugar a dudas, la vejez converge en un escenario atractivo para revisar los ejes vertebradores de aquellos idearios culturales sexo-genérico que estuvieron sustentado la vida de estos hombres. En ese sentido, la reinvención es posible en la medida en que el sujeto y las estructuras que le dan forma, acogen la posibilidad de elaborar masculinidades menos exigentes a medida que se envejece. La apertura hacia esta aventura se forja por una poderosa convicción de quienes investigan por la necesidad de comprender las fracturas de las masculinidades durante el envejecer. Este trayecto contribuye a la intervención gerontológica en la revisión y constitución de futuras masculinidades plurales, abiertas, flexibles y democráticas; donde los viejos puedan gozar en plenitud, a pesar de que sus modelos de representación ya no encajan en los rigurosos perfiles solicitados.Fundamentación del objeto de investigación.La construcción del género masculino y femenino están consustanciado con la época moderna, momento que aflora la alianza del patriarcado con el capitalismo; en ella se forjó un orden social donde el hombre comportaba ciertos atributos, depositando en la mujer características opuestas y desjerarquizadas en relación a los primeros (Batthayany, 2021).Los patrones de género han configurado la identidad masculina durante gran parte del siglo XIX y XX, haciendo de los viejos de hoy, la generación que posee con mayor énfasis los esquemas planteados por la rígida división de género binaria, donde el hombre se oponía a todo aquello que se alejaba de los patrones masculinos. En ese contexto, la masculinidad fue pensada como una estructura de comportamiento, basada en un sistema de normas, reglas, conductas y acciones que deben permanecer incambiadas en el tiempo, reproduciendo un ideario hegemónico privilegiado que asume como elemento central la subordinación de las restantes categorías de hombres, mujeres y demás géneros (Artiñano, 2018).El ideal de masculinidad adquiere particularidades durante el proceso envejecimiento, en tanto el pasaje por diferentes temporalidades del curso de vida van poniendo en tensión las características que reproducen en el varón la condición de hombre tradicional. La desestructuración de una serie de patrones cuestionará a éstos, quienes, en su afán de preservar el lugar de reconocimiento, utilizan medidas a su alcance para continuar sosteniendo una imagen que ya no poseen. Lo anterior parece reportarse en la escasa presencia de hombres viejos en diferentes espacios organizativos, donde las personas mayores han adquirido relevancia en su gestación. Los espacios educativos, culturales y de esparcimiento apenas incluyen a los varones de edad, desconociendo cuales son los motivos que alimentan esta escasa participación en escenarios que reportaba alta participación en otros momentos de su trayectoria vital. Un motivo que estimula la producción de conocimiento consiste en poder conocer cuales son los anclajes en la identidad masculina de los hombres viejos. El reconocimiento de sus pilares permitirá recuperar aquellos rasgos preservados, los cambios ocurridos a través de la reformulación de sus significados y la elaboración de nuevos esquemas que le permitan una explicación del sí mismo.Según Iacub (2017) los hombres mayores que prosiguen sus vidas con modelos rígidos de género, están expuestos a fragilidades y vulnerabilidades que pueden traer consecuencias en su vejez. La necesidad de indagar sobre las vejeces masculinas está vinculada al reconocimiento de las múltiples, heterogéneas y desiguales formas de transitar el envejecer (Manes, 2021), también en varones de edad avanzada, donde la construcción de la masculinidad puede adquirir nuevas representaciones, que se alejen de los modelos socio-culturales sostenidos en la actualidad.