Resumen:

Este trabajo forma parte de una investigación sobre los cambios en la Seguridad Social en la Argentina en el período 2016-2019 específicamente en relación a la previsión social. Es un estudio descriptivo orientado a presentar y analizar las diferentes políticas públicas y medidas que ha tomado el Gobierno Nacional entre 2016 y 2019 en relación a la previsión social y a los adultos mayores de la provincia de Misiones. En este trabajo de investigación se utiliza metodología cualitativa y la recolección de la información está orientada a conocer la perspectiva de los adultos mayores beneficiarios de las mismas. Se trata de conocer el “relato” de estas políticas, el impacto de las mismas en la situación económica, la calidad de vida, las practicas sociales y las vidas cotidianas de los adultos mayores. Argentina es uno de los países de más larga trayectoria en Seguridad Social y las políticas públicas durante el siglo XX estuvieron orientadas a lograr la equidad a través de la distribución del ingreso, prioritariamente en el sector trabajador. El desarrollo de la previsión social tuvo sus inicios con la creación de las primeras leyes laborales y las cajas jubilatorias a inicios del siglo pasado, y se consolidaron a mediados del mismo. En la década de los ’90 la situación de déficit previsional y transformación del sistema de reparto a mixto (AFJP) generaron un cambio de perspectiva y una caída de las tasas de cobertura muy significativas en el país. Entre los años 2004 y 2015 se implementaron en la Argentina políticas públicas en la Seguridad Social orientadas al fortalecimiento del sistema previsional y a la inclusión: 1) la renacionalización del Sistema Previsional; 2 2) la implementación del Plan de Inclusión Previsional a partir de 2 Moratorias Previsionales que posibilitaron la inclusión de otros actores sociales, los “trabajadores no registrados” que cumplieron o no parcialmente con sus aportes y contribuciones; 3) el incremento presupuestario de las Pensiones No Contributivas; y 4) la implementación de la movilidad jubilatoria obligatoria y semestral. Los adultos mayores a través de ambas Moratorias tuvieron la posibilidad de acceder a una jubilación mínima, con ingresos seguros y estables, el acceso a la cobertura social de la obra social PAMI con todas las prestaciones médicas, sanitarias y sociales y la inclusión y participación en los Centros de Jubilados y Clubes de Abuelos. Ambas Moratorias Previsionales posibilitaron que la Argentina alcance el nivel de protección social más alto de las personas mayores en la región -96%- al año 2015. En el contexto nacional, las provincias del Nordeste han sido las más beneficiadas proporcionalmente en el número de beneficiarios incluidos (Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones).Entre los años 2016 y 2019 durante el gobierno del presidente Mauricio Macri se implementaron una serie de medidas tendientes a realizar cambios en las políticas de Seguridad Social, y en las prestaciones de la obra social: a) la finalización de las Moratorias Previsionales; b) la creación de la Pensión Universal para los Adultos Mayores; c) la reducción de prestaciones médicas y sociales del PAMI; y d) la Reforma Previsional con la modificación de la fórmula de actualización de la Ley de Movilidad Jubilatoria. Estas políticas públicas han impactado negativamente sobre este sector social en relación a la caída de los ingresos, y por ende del poder adquisitivo; a las dificultades reales de acceder a los medicamentos y de dar continuidad a los tratamientos médicos; y a un deterioro de la calidad de vida de los adultos mayores en términos generales. Las medidas implementadas significaron un retroceso importante para los adultos mayores en relación a sus derechos, ingresos y acceso a la salud. a) En relación a sus derechos porque las Moratorias Previsionales fueron eliminadas como tales, y por ende el acceso a la jubilación mínima también. En reemplazo de las mismas crearon la Pensión Universal para Adultos Mayores que posiciona a los mismos en una categoría inferior a la jubilación mínima, y significa un 80% de los ingresos de esta. b) En relación a los ingresos porque el cambio de la fórmula de actualización semestral establecido por ley significó una reducción del monto de sus jubilaciones en cada aumento. c) Y en relación a la salud porque se redujeron las prestaciones médicas y sociales de PAMI y ello afecta directamente el acceso a la atención sanitaria de alta complejidad y a los medicamentos. Esta confluencia de situaciones y vulneración de derechos de los adultos mayores tuvo lugar en un contexto de inflación creciente por lo que ha habido en esos años una caída de los ingresos y del poder adquisitivo de los jubilados en el marco de la reducción de prestaciones de su obra social.Este trabajo presenta los resultados finales de la investigación desarrollada sobre las políticas implementadas por el Gobierno Nacional para los adultos mayores en la seguridad social, y el impacto de las mismas en adultos mayores de la provincia de Misiones, Argentina. Asimismo, se analizan los cambios que estas políticas públicas han generado en los espacios de intervención profesional, y en el rol de los Trabajadores Sociales en los organismos nacionales fundamentalmente, a partir de los recortes presupuestarios, y de los cambios normativos que tuvieron lugar en este período. 

Resumen:

Nossa intenção é problematizar a subalternidade dos Afazeres do Cuidado Social   como  sustentáculo da subalternidade do ser  mulher. Ao desdobrar essa afirmação, pretendemos apresentar com base em Federici (2017) algumas estratégias ofuscadoras que o modo de produção capitalista vem impetrando desde sua acumulação primitiva,  quanto  ao valor social do cuidado. Apresentar que estas estratégias de negação, estão voltadas para a usurpação do trabalho gratuito de cuidado que por consequente subalterniza o ser mulher e todas as profissões que atuam no cuidado social.  Acreditamos que desvendar estas questões, podem revelar ao mesmo tempo a subalternidade dos  gêneros, as hierarquias exploratórias criadas pelo capital, que se perpetuam dentro da familia, e fechar apontando para a potencia política do cuidado social.  

Resumen:

A ‘previdência privada’ aberta se apresenta, na aparência do fenômeno, como uma mercadoria capaz de garantir ao trabalhador/a uma renda no futuro após período de depósitos/contribuições. Vinculado ao mercado de capitais, a ‘previdência privada’ aberta atrela-se diretamente ao setor financeiro. A captação de recursos pelas entidades que vendem essa mercadoria, a fim de expandirem seus negócios e acumular capital, assume a forma de capital fictício cuja função tende a valorização do valor por meio do capital que porta juros. Os fundos de investimentos, exclusivamente constituídos para receber os depósitos/contribuições dos trabalhadores/as que contribuem para a ‘previdência privada’ aberta, têm se tornado um dos grandes ramos do mercado de capitais cuja soma de recursos chegou à cifra de R$ 1.075 bilhões até abril de 2022, conforme dados da Associação Brasileira das Entidades dos Mercados Financeiros e de Capitais (ANBIMA).    É a partir da regularização do mercado segurador brasileiro, no intuito de abrir os mercados nacionais para o exterior e, também, com a tentativa de diversificar as formas de investimento deste, que a ‘previdência privada’ aberta ganha destaque no cenário brasileiro, sobretudo por se tornar uma mercadoria capaz de absorver parte da renda do/a trabalhador/a na ilusória pretensão de dar-lhes, no futuro, uma aposentadoria de forma segura.         É em findos da década de 1960 e início de 1970 que se observa no cenário internacional uma busca do capital sobreacumulado em espraiar seus ativos, bem como de estabelecer novos arranjos para o crescimento da sua lógica financeira. O movimento que se inicia com o rompimento do padrão ouro/dólar vai encontrar nas dívidas públicas dos Estados da periferia, uma necessária fonte de investimentos dos seus ativos, que os envolvem nesse movimento financeirizado, submetidos ainda aos padrões de dependência àquelas economias centrais. Conhecidas como investidores institucionais, os fundos de pensão, as sociedades de investimentos, seguradoras e os bancos, serão responsáveis por promoverem uma acumulação financeira com a centralização dos lucros não reinvestidos das empresas e, da renda não consumida pela família com os planos privados de previdência (CHESNAIS, 2005). A ‘previdência privada’ aberta, ao se constituir como parte do ramo de seguros e de capitais, promove uma aparente relação de que o dinheiro a ser investido pode gerar mais dinheiro, desvinculando-o da esfera produtiva. Recusamos esse entendimento, no sentido de que a formação de valor do capital só pode ser efetivada no processo produtivo com a exploração da força de trabalho humana, na extração do trabalho socialmente necessário e trabalho excedente. É pelo trabalho que as mercadorias ficam prenhes de mais-valia. Com isso, o ponto de partida para entendermos a lógica da previdência privada, especificamente a aberta, dá-se na compreensão desta como um projeto do grande capital posto em prática para melhor viabilizar e agilizar a formação de capitais de distintas formas (GRANEMANN, 2006). A ‘previdência privada’, em acordo com Granemann (2006) não é previdência, senão fundos de investimentos que pretensiosamente oferecem a ilusão de uma aposentaria após determinado período de contribuição. Assim, esse movimento do comércio de dinheiro foi analisado por Marx (1986), ao desvelar a forma mistificada e autonomizada que o dinheiro, enquanto mercadoria-capital, circula e promove uma aceleração no processo de rotação do capital. É na forma aloucada de capital fictício e do capital portador de juros, que teremos os fundamentos para a compreensão da acumulação financeira e da ‘previdência privada’, especificamente a aberta. O presente texto, assim, analisa inicialmente a forma sagaz com que o capital, por meio da ‘previdência privada’ aberta se consolida, bem como as formas que ele assume no processo de produção e reprodução social. Tais formas só podem ser compreendidas como parte do movimento do capital em sua totalidade. Atualmente vivenciamos a prática corrente de privatizações dos serviços públicos, altamente atrativos aos capitalistas, bem como os serviços sociais, sobre a premissa de incapacidade do Estado em geri-los, que se torna argumento fundamental para contrarreformar as políticas sociais. Com este cenário, amplia-se cada vez mais um mercado de seguros que se obstina em vender a mercadoria ‘previdência privada’ aberta aos trabalhadores, com a pretensa garantia futura de acesso a uma aposentadoria.            Neste campo, esta mercadoria apresenta-se como uma face nova para a expansão do mercado de capitais. As nossas inquietações apontam que a materialização da financeirização da política previdenciária, ao garantir reservas consideráveis de capital às grandes instituições bancário-financeiras, faz com que estas capturem uma parte do salário do trabalhador através da contribuição à ‘previdência privada’. Assim, compreendemos como o movimento do capital e suas formas atrelam-se diretamente a ‘previdência privada’ aberta, que por meio da forma “aloucada” de capital fictício, adentra de forma sagaz na vida dos trabalhadores. Para que se reivindique uma ampliação da cobertura previdenciária pública com responsabilidade do Estado será preciso garantir que o fundo público não seja absorvido ainda mais pelo mercado de capitais, a fim de obterem lucros, no processo cíclico de contratendenciar a sua queda da taxa de lucros. Assim, longe de esgotar o debate sobre a ‘previdência privada’ aberta é necessário que estudos, sejam amplamente realizados e divulgados à classe trabalhadora, sobre as novas formas pelas quais o grande capital se apropria do trabalho humano, em favorecimento do mercado de capitais e dos setores burgueses que desejam mercantilizar até a nossa capacidade de pensar.

Resumen:

La presencia de Covid-19 ha trastocado la vida cotidiana, particularmente de las mujeres. A partir del confinamiento se han introducido cambios importantes en el volumen, la intensidad del tiempo dedicado al Trabajo No Remunerado. La cotidianeidad boliviana no ha escapado a este nuevo escenario. En ese sentido, para estudiar y analizar el uso del tiempo, comúnmente se han utilizado encuestas probabilísticas, que por su naturaleza solamente captan estas actividades de forma global. Pues además del tiempo dedicado a actividades específicas, cobran otro significado, quizás inadvertido, cuando se realizaban en condiciones previas.Sin embargo, la necesidad de las encuestas probabilísticas de lograr una aproximación a la totalidad de actividades no puede lograrse únicamente con todas las reglas del muestreo estadístico, pues existen manifestaciones simbólicas y representaciones de la subjetividad, como sustento anímico de nuestra propia vida y que le dan un sentido, que no necesariamente son perceptibles a una encuesta.Después de la pandemia cambiaron los ritmos cotidianos, particularmente de las mujeres, se han trastocado el manejo de sus tiempos; por su condición de madres y mujeres, en cuanto sujetos sociales, siempre estuvimos disponibles. La “elasticidad” de su tiempo puede provocar jornadas agotadoras, en una suerte de aparente falta destino; sin embargo, ni la fatalidad ni el destino existen por sí solos. Son una consecuencia de las acciones humanas.  En ese sentido, los grandes temas, como las transformaciones en el uso del tiempo al interior de la vida cotidiana, no pueden resolverse más que de manera fenomenológica, como parte de una relación y no como una apuesta definitiva por una de ellas.En ese sentido, esta ponencia tiene por objetivo, poner en la mesa de la discusión, la necesidad de contar con un estudio fenomenológico, referido a los cambios que se han introducido como consecuencia de la pandemia, en lo referente al empleo del tiempo, desde una perspectiva de género. Como se conoce, un estudio fenomenológico, tiene como característica el abordaje de la subjetividad, es decir, se trata de comprender sin prejuicios la realidad frente a la cual se está y se quiere estudiar.Uno de los asuntos que más obstaculiza el desarrollo del conocimiento es no percibir los aspectos trascendentes o extraordinarios subyacentes en la multiplicidad de dimensiones, de cada acción social, complejamente relacionadas entre sí (Parson, 1937); ni tampoco, en los fenómenos ordinarios cuyo examen permitiría develar: “la dimensión oculta que impregna toda subjetividad” (Martínez Herrera, 2005, p. 62); ello ocurre así, puesto que, a veces, la rutina y las tareas orientadas hacia el alcance de logros o resultados objetivados, y nuestro propio ensimismamiento en los medios y los recursos para procurar dichos logros, nublan nuestra percepción En ese contexto, la desigual distribución de la riqueza y  el desigual uso del tiempo, inciden, gravitacionalmente, sobre la vida de las mujeres y en particular las que se encuentran en condiciones de pobreza, la carga de trabajo, de cuidados y de tareas domésticas no remuneradas restringe su autonomía y libertad de movimiento y limitan el tiempo que pueden dedicar a otras actividades, incluido el trabajo remunerado

Resumen:

En esta ponencia presento reflexiones que hilvanan algunos de los resultados de la investigación “Cartografía de la solidaridad: demandas y compromisos ante el Covid 19”[1] en la que participé como investigadora, y los avances conceptuales de mi tesis doctoral en torno a trabajo de cuidados y territorios. En el contexto inédito de la Pandemia de Covid 19, el trabajo de cuidados no remunerado, aquel que se realiza en los hogares y las organizaciones territoriales sin remuneración y apoyado en la división sexogenérica del trabajo, han adquirido una relevancia particular como problemática social y cuestión a ser abordada por las políticas públicas.  Si bien en el continente el debate sobre los cuidados inicia hace un poco más de una década en la agenda de los movimientos feministas y la academia (Batthyany, 2020), el modo en que la pandemia puso nuevas exigencias a la reproducción cotidiana sostenida predominantemente por las mujeres y cuerpos feminizados colocó el tema en el centro de los debates. Abundan datos sobre esta situación, proliferaron las investigaciones, los organismos internacionales alertaron sobre la desigualdad en los hogares, y algunos Estados tomaron nota (OIT 2021, Unicef 2020, Clacso 2020, Informe de naciones unidas, 2020. Ministerio de Economía, 2021).La niñez ha sido y es el sujeto privilegiado de las acciones colectivas cotidianas de los sectores populares (merendero, comedor, apoyo escolar, roperito, la salita de salud, la canchita, el festejo día del niño), y a las mujeres como principales gestoras, ubicadas en la tensión de la dominación patriarcal y el poder de la lucha por la vida. Por un lado, las discusiones sobre los cuidados y la reproducción cotidiana desde los feminismos, han logrado captar las desigualdades en la división sexual del trabajo (asalariado y no asalariado) en los hogares, la feminización de los cuidados (en las familias, en las comunidades y las políticas públicas), e interpelar al Estado como actor que debiera abordar el trabajo de cuidados desde una lógica de derechos (tanto de mujeres como niñes). El cuidado en los análisis suele ubicarse de manera predominante en los espacios de lo privado (los hogares, el mercado) o público estatal, sin embargo, múltiples procesos organizativos territoriales podrían leerse desde esta clave, recuperando allí otras lógicas, que no son simplemente la reacción frente al límite de la sobrevivencia (Rodríguez Enriquez 2019).En América Latina y en nuestro país, los sectores populares frente a la Pandemia, tejieron nuevos esfuerzos en la trama de viejas estrategias. Lo “comunitario”, la organización territorial fue una respuesta a la crisis, un modo de afronte que quizás se repite en la memoria colectiva como una imagen ya sabida, las ollas populares, el trabajo en red, el reclamo en la calle (Elorza, Andrada 2021). Pero que también son el “pan de cada día” ante la pobreza (Merklen 2010, de Marinis 2006, Fournier 2017, Echavarría 2013). Hoy en particular se habla de “crisis de los cuidados” como un momento específico de tensión sobre las posibilidades de reposición cotidiana de las personas. Desde diferentes corrientes críticas, pero específicamente los feminismos, se habla de un nuevo ciclo de acumulación capitalista, neoliberal, o capitalismo financiarizado (Fraser 2018, Federici 2014, Gago 2014). La incorporación masiva de las mujeres al mercado laboral, las transformaciones del mercado de trabajo y el profundo deterioro de sus condiciones de realización (desigualdades, bajos sueldos, precarización, etc), son algunos de los factores por los cuáles la reproducción cotidiana se ha vuelto cada vez más dificultosa. (Jelin, Faur 2019). También el cercamiento y deterioro de recursos claves -el ambiente, el agua, los alimentos, la producción de alimentos-y las ausencias de políticas sociales; despojan a personas, familias y comunidades de capacidades básicas para la reposición social (Fraser, 2020. Federici, 2015). El capitalismo neoliberal, globalizado, ejerce una presión extractivista sobre la reproducción. Las familias necesitan de mujeres empleadas casi tiempo completo, con más de un trabajo para llegar a fin de mes, el mercado y los organismos internacional presionan para que se recorten las políticas sociales de vivienda, educación y salud; se reducen el tiempo y la energía disponible para el trabajo de reproducción social, junto con la exigencia de tomar en el mercado lo que ya no se tiene ni puede producirse (Rodríguez 2019, Orozco 2006).La noción de cuidados ofrece una mirada sobre la reproducción, que busca desentrañar las subjetividades y los lazos sociales que se construyen en la restitución cotidiana humana y no humana. También pone en cuestión las formas sociales que se tejen más allá y en resistencia a las estructuras del trabajo asalariado y la familia nuclear (casi como únicas formas posibles y deseables de organización) (Vega 2019 y Orozco 2006). Recuperar la dimensión “comunitaria” de los cuidados, implica por un lado trascender la asociación de estos con la familia y el espacio privado, el mercado como proveedor de servicios o el ámbito estatal de las políticas públicas (Vega 2019, Gago 204). Pone en relieve las tramas territoriales, las redes de reciprocidad, los arreglos basados en sostenes que tienen trashumancia entre la casa, la política social y las organizaciones. Por otro lado, interpela el lugar de receptores en que se coloca a niñes y adolescentes, reconociéndoles agencia en las estrategias colectivas, y la definición de haceres y sentidos. La dimensión comunitaria también se hace presente en las exigencias que impone el territorio, de tiempo, dedicación y tareas vinculadas al trabajo de cuidado. Los espacios deteriorados, viviendas inadecuadas, falta de infraestructura y equipamiento urbano son elementos que hacen de la reposición cotidiana una faena más compleja y costosa, al tiempo que cercena la autonomía de las mujeres. El trabajo de cuidados como categoría analítica posibilita quizás reposicionarse desde el trabajo social comunitario, como un nuevo prisma de intervención, que visibilice con mayor criticidad el lugar de las mujeres, cuerpos feminizados y niñes en las tramas organizativas y territoriales. Que se pregunte por las formas colectivas de cuidar y por el cuidado como un común (Federici, 2019).   [1] Este proyecto contó con el financiamiento del Ministerio de Ciencia, Innovación y Tecnología de la Nación Argentina.