Resumen:
Los y las profesionales del Trabajo Social, desarrollan su quehacer, la mayoría de las ocasiones, en condiciones de alta exigibilidad y demanda profesional. Sin duda, las situaciones y problemáticas que deben atender se caracterizan por ser complejas, dinámicas y multidimensionales, lo que requiere que dichos profesionales, desplieguen habilidades y capacidades para entregar una pronta respuesta a los diversos requerimientos, que se plantean en los contextos institucionales. Esta inmediatez requerida para las respuestas, junto a la exigencia de resultados óptimos en un corto plazo, hace que los profesionales cuentan con muy pocos espacios y tiempo para generar dichas respuestas, lo que dificulta el proceso de toma de decisiones, y la elaboración de juicios profesionales, que se desprendan de una debida profundización de los problemas sociales que se atienden, disminuyendo las posibilidades de reflexionar la práctica o el quehacer profesional, ejercicio que pudiera realizarse de manera individual, como también colectivamente junto a otros profesionales, lo que enriquecería la comprensión social de los diversos fenómenos y otorgaría nuevas miradas y perspectivas para aproximarse e intervenir la realidad social.Esto último, da cuenta de una tensión permanente en el Trabajo Social, que revisa, replantea y cuestiona permanentemente su praxis social, es decir, la conexión entre teoría y práctica, que se devela luego de reflexionar el quehacer.En esta misma línea, se considera fundamental, por tanto, que los y las profesionales dispongan formalmente de espacios para la reflexión de la acción, no sólo para el desarrollo de intervenciones pertinentes y debidamente situadas, sino también, para disponerse a la generación de conocimiento, que provenga de la práctica. Es así como, la reflexión del quehacer favorece la capacidad de explorar nuevas rutas para la actuación profesional, especialmente si nos enfrentamos a dificultades o situaciones inesperadas o bien “eventos críticos”, que nos desafían a desplegar nuevas y mejores estrategias y conseguir los resultados esperados y transformar la realidad social.Lo planteado permite afirmar que los eventos críticos, tales como las situaciones de conflicto, los acierto y errores, entre otros acontecimientos que surgen en la actuación profesional y la problematización de estos hechos, por parte de los profesionales y los equipos institucionales, favorecen el surgimiento de nuevo conocimiento, tanto disciplinar como interdisciplinar. Asimismo, se puede señalar, que dichas situaciones complejas, que ponen en tensión la actuación profesional, se constituyen en una oportunidad de aprendizaje y mejora, siempre y cuando los profesionales y/o las instituciones, las hagan consiente, disponiendo de espacios para la reflexión del hacer, de tal forma de reconocer aquellos eventos críticos, que afectan la actuación profesional y que sólo pueden ser reconsiderados, generando nuevos aprendizajes y nuevas rutas para la intervención, siempre y cuando la reflexión esté concebida como un ejercicio permanente.Paradojalmente, el hecho que los profesionales dispongan de tiempos y espacios para la reflexión, es una condición a veces esquiva, especialmente en un contexto social y económico marcado por el modelo neoliberal, que incide en que las sociedades actuales, se caractericen por la inmediatez de las interacciones;
afectando de manera importante las posibilidades de reflexión, constituyendo a estos espacios, en instancias de verdadera resistencia, para sobrellevar la carga laboral y otorgarle sentido a la actuación profesional. En otras palabras, se hace necesario que los y las profesionales, exijan y se dispongan a contar con espacios para la reflexión del quehacer, aún cuando en ocasiones, esto pueda ser considerado como una pérdida de tiempo o una acción innecesaria.Todo lo anterior, forma parte de las primeras aproximaciones realizadas en el marco de una investigación de carácter cualitativo de tipo descriptivo, de estudios doctorales en Trabajo Social, que cursa la autora, en la Universidad Rovira i Virgili, planteándose el propósito de reconocer e identificar cuáles son los espacios de reflexión del quehacer profesional que disponen los y las trabajadores sociales, que se desempeñan en la intervención social directa y cuáles son los temas que surgen de dicha reflexión.Esta ponencia, presenta los resultados parciales de la primera fase de dicha investigación, vale decir la revisión documental de las bases teóricas y conceptuales para profundizar en los conceptos de prácticas reflexivas, actuación profesional, eventos críticos, entre otros y el levantamiento de antecedentes y conocimientos desarrollados en el tema. Adicionalmente, se presentarán algunas consideraciones metodológicas, que guían la investigación, la que se centra en la narrativas de los y las profesionales, por lo que se presentarán las primeras aproximaciones a las opiniones de los profesionales, para dar cuenta de manera preliminar, de los sentidos que las personas le atribuyen a su hacer, ser y estar en la intervención social, a partir de los imaginarios de los profesionales, sus cuestionamientos e inquietudes, que surgen desde el ejercicio de la práctica. Interrogantes que son el punto central de la investigación, lo que ya es en sí, un ejercicio reflexivo que aporta al desarrollo de intervenciones pertinentes, que desafían a desplegar nuevas y mejores estrategias, conseguir los resultados esperados y transformar la realidad social.