Resumen:

La presente ponencia, es el resultado de un proceso de investigación cuyas categorías principales son la vinculación sociedad-naturaleza, el Antropoceno como tiempo histórico particular y el trabajo social como disciplina de las ciencias que emerge como un espacio de reflexión e intervención dentro de los desafíos eco-territoriales de nuestro tiempo. La ponencia se organiza en base a cinco principales momentos: 1. Presentación de las principales categorías en estudio, 2. Preguntas y objetivo general, 4. Teorías y Metodologías que se han utilizado y 5. Principales resultados. Cabe destacar que el proceso investigativo que acá se describe, se sostiene en dos experiencias de investigación, ambas financiadas por la Agencia de Nacional de Investigación y Desarrollo del Gobierno de Chile (ANID) a partir del Concurso de Beca de doctorado en el extranjero y el proyecto Fondecyt de Iniciación 2022.   Las formas en que las personas se vinculan con la naturaleza, se determina a partir de diversos dispositivos culturales, biofísicos e históricos que establecen las formas de dicha interacción. El transito hacia la sociedad moderna y capitalista, cronifica un antropocentrismo  economicista donde la naturaleza se entiende como una mercancía al servicio pasivo de los intereses de producción y consumo determinado por el mercado. Cosmovisiones, ontologías eco-centradas y sistemas ancestrales de equilibrio ecoterritorial, han sido mermadas por las lógicas extractivistas y de despojo del capitalismo global. De este modo, el concepto de Antropoceno permite visualizar los impactos del metabolismo social en el planeta, a partir de la llegada de una era geológica que deja atrás el holoceno e inaugura, desde los impactos antropogénicos, una nueva capa de superficie terrestre compuesta por residuos (plásticos, basura, contaminación nuclear, etc.) de exclusivo origen humano. El calentamiento global, la perdida acelerada de biodiversidad y el aumento de los desastres socio-naturales, en especial aquellos de tipo hidrometereológicos extremos, son los síntomas globales de un fenómeno planetario que define no solo una nueva era geológica, sino que también, los principales desafíos de la sobrevivencia de la forma humana de vida en la biosfera. En este tiempo histórico, son múltiples los esfuerzos territoriales y comunitarios por frenar los impactos de la crisis ambiental y establecer formas de buen vivir que permitan la proliferación de las zonas seguras planetarias. La justicia ambiental por tanto, se transforma en un pivote donde el trabajo social, en tanto disciplina científica al servicio de los derechos humanos y de la naturaleza, debe ser protagonista.Surgen entonces las siguientes preguntas de investigación: ¿Cuáles son las representaciones sociales de profesionales del trabajo social frente a la crisis eco-territorial del antropoceno? ¿Cuáles es la vinculación sociedad-naturaleza que establecen en su cotidiano y como ello impacta en las intervenciones eco-territoriales que ejecutan?  A partir del reconocimiento que la intervención profesional es una acción social que transforma e incide en la realidad social, el objetivo general del proceso investigativo se articula en torno al conocer y analizar las características y desafíos de la acción disciplinar del Trabajo social en el antropoceno y las problemáticas eco-territoriales, en sus ámbitos de intervención e investigación, considerando la dimensión teórica, contextual, ética y metodológica de la profesión. La naturaleza ha sido siempre un elemento omnipresente en la formación del pensamiento científico, por lo que son múltiples las alternativas teóricas para pensar la naturaleza e interpretar la vinculación geofísica, histórica y productiva de la vinculación persona-sociedad-naturaleza: Desde las cosmovisiones ancestrales hasta las corrientes más mecanicistas, desde las miradas económicas capitalistas hasta las del descrecimiento y el despojo, así como también, desde las epistemologías del sur hasta los ecofeminismos, por decir algunas. La lista es extensa y desde cada vereda teórica, es posible vislumbrar el transcurso de las complejas formas en que las sociedades y culturas comprenden y se relacionan con las diversas expresiones de la vida en la biosfera. El social work green en tanto, constituye un campo teórico global con una trayectoria y características específicas, que actualmente se centra en la justicia ambiental y el desarrollo sustentable como marco para pensar y articular las políticas y acciones del bien-estar. En esta investigación, se ha optado con relevar la importancia de las teorías en clave interdisciplinaria como opción que impulsa miradas más integrales del fenómeno de estudio, por lo tanto, se avanza hacia la consideración de las aportaciones de las ciencias sociales, así como también, de las ciencias naturales y económicas. Destacan cuatro aportaciones teóricas de interés: 1) los planteamientos de A. Von Humboldt para entender la red inteconectada que es la naturaleza, 2) La teoría del metabolismo social, 3) las teorías que se orientan a la complejidad socio ecológica del sistema planetario y 4) la ecología política y las teorías que analizan las problemáticas ecoterritoriales desde lógicas colonialistas y extractivistas en el sur global. La metodología se posiciona desde la perspectiva cualitativa, pues permite generación de conocimiento a partir de estrategias que se aparten de los paradigmas rígidos. Hay manifestaciones culturales como la oralidad y la memoria colectiva, que han sido subvalorados frente al mandato occidental colonialista de la objetividad, lo que no aporta al reconocimiento de la riqueza histórica e identitaria que funda el vínculo entre los seres humanos y la naturaleza, en dimensiones como la política, el análisis de las representaciones sociales y las interacciones cotidianas. La entrevista y la cartografía social, son técnicas pertinentes para este tipo de estudios, lo que se complementa con análisis de contenido donde las representaciones geofísicas y narrativas culturales se combinan entre sí.Algunos resultados permiten determinar las siguientes cuestiones: 1) Supremacía de la intervención comunitaria para el abordaje eco-territorial; 2) Necesidad urgente de incorporar el tema en los procesos formativos de TS, en pre y post grado; 3) Urgencias: gobernanza del agua, mitigación y transformación de frente a desastres socio-naturales, migraciones climáticas e intervención en conflictos ecoterritoriales; 4) Justicia ambiental como mandato ético y político; 5) Necesidad de avanzar hacia estrategias disciplinares para el diálogo de saberes y divulgación científica;  6) Ausencia del sur global en el debate científico del TS en el tema.  

Resumen:

Las prácticas cartográficas territoriales desde un Trabajo Social Contemporáneo implicarían una mirada deconstructiva de producción de conocimiento y de intervención social dialógica, situada y transdisciplinaria, a contracorriente de modos hegemónicos que son normativos, jerárquicos, autoritarios y reproductores de una ideología dominante.Deconstruir, permite el análisis de las palabras, de las categorías y las condiciones de posibilidad, descentrando con ello al actor clásico, posicionarnos como sujetos sociales-deseantes, como acumulación compleja y múltiple, con una performance creativa, constructiva y situada.El uso de la cartografía como representación, tradicionalmente buscó objetivar un territorio y por qué no decirlo controlarlo. En este sentido con esta propuesta se pretende ir a contrapelo con las definiciones temporales y clásicas, por un lado, es necesario mirarlo situadamente en un tiempo actual, y por otro, es indispensable estar en ese tiempo de una cierta manera, es tener la capacidad de aprehender y percibir el propio tiempo desde un desvío (anacrónico), inactual. Es por ello que la cartografía implica pensarla desde lo contemporáneo y con ello pensarla dialógica, reflexiva y críticamente.Es por lo anterior que la presentación esbozará una articulación inicial del pensar lo contemporáneo (García Pavón, 2001; Agamben, 2006; Cortés, 2018) desde una discusión disciplinaria en el Trabajo Social, proyectando una estrategia sobre la necesidad de construir con epistemes (Foucault, 2014), desde lo transdisciplinario (Karsz, 2007). Como un trazo en movimiento, fundamentalmente colectivo para firmar, retirar, repensar en plural, colaborativamente, es decir que pueda ser una traza singular y situadamente plural.Esa traza continuará y dará apertura a la problematización del vínculo entre cartografía y representación, mostrando su singularidad y emergencia histórica-política, para luego sugerir nuevos enfoques que conciben la cartografía en un sentido rizomático (Guattari, 2000; Díaz & Gallego, 2014; Deleuze & Guattari, 2014, 2020), como una estrategia práctica-teórica que toma existencia a medida que se produce o co-produce. Que está abierta a la incertidumbre, a la indeterminación, a lo imprevisible, poniendo en proyecto a nuevas relaciones, nuevas interpretaciones y procesos que nunca son neutros, sino que están atravesados por configuraciones ideológicas y relaciones de poder-saber. Con ello estratégicamente se recurre a los saberes históricos de la cartografía (Díaz Ángel, 2009; Pérez de Lama, 2009; Rossi, 2017).Esa problematización permite remirar esa noción de cartografía que planteara Harley (1991) sobre la idea que la cartografía facilitaría el entendimiento espacial de los objetos, los conceptos, las condiciones, los procesos o los hechos del mundo. Como producción o representación gráfica capaz de transmitir información precisa y objetivada de un espacio. Problematizar no implica pensar en esa representación del objeto existente, menos crear uno que no existe, sino: “Es el conjunto de las prácticas discursivas o no discursivas que hace que algo entre en el juego de lo verdadero y de lo falso y lo constituye como objeto para el pensamiento [bien sea en la forma de la reflexión moral, del conocimiento científico, del análisis político, etc.]” (Foucault, 1999: 371).Por lo tanto, problematizar la cartografía implica, repensarla en clave crítica, instaurarla en el espacio del pensamiento para interrogarla sobre su sentido y sus condiciones de posibilidad. Pensarla como acontecimiento (Cortés, 2018) en los espacios de aplicación investigativa, pero a la vez de intervención social, siempre como planteamiento epistémico que permite captar su emergencia como singularidad discursiva, histórica y geopolítica, con toda posibilidad de transformación social, desde los dialógico y lo situacional de los actantes en relación, problematizando en todo momento el proceso, en correlación de fuerzas permanentes, con los conflictos necesarios, pero también los consensos o alianzas indispensables.Desde esa performance, esta presentación pretende profundizar en el significado y posibilidades de la cartografía, revisarla como propuesta epistémico-metodológica y presentar experiencias de producción de saberes situados y articulados. Esto con el propósito de tensionar y exceder la idea de territorio geográfico-administrativo, llegando a una co-construcción compleja del espacio social, desde capas o planos de condiciones, relaciones, deseos y otras categorías heterogéneas, como también procesos históricos, sociales, políticos, discursivos y acontecimientos.Esa experiencia y vínculo se materializó con los y las pobladoras del territorio denominado campamento Felipe Camiroaga, ubicado en la región de Valparaíso, Chile. Transformándose en un proceso de comprensión territorial material y subjetiva, desde la complejidad, desde las heterogeneidades sociales, culturales, histórico-geográficas y políticas acumuladas como materia prima de un proceso de producción y transformación. Lo que implicó que se configurara una estrategia hermenéutica colaborativa, dialógica y recursiva. Es así que metodológicamente se trabajó desde la observación participativa, desarrollando además doce entrevistas en profundidad con pobladores/as, diez entrevistas a estudiantes y cuatro entrevistas a académicos/as. Además, se trabajó desde diez cuadernos de campo que realizaron estudiantes y académico/as.  Esto permitió poder internarse e interiorizarse en la vida de los sujetos colectivos en el territorio. Posteriormente se realizaron dos entrevistas grupales con dirigentes para ir devolviendo y analizando críticamente cada trazo o mapa presentado. Importante que todo el proceso contó con el consentimiento y voluntad individual - colectiva de los y las participantes que estuvieron en el proceso de ensamblaje cartográfico en el campamento Felipe Camiroaga de Viña del Mar.Desde ese proceso se presentará la producción del espacio social o reterritorialización cartográfica y de saberes situados, desde la emergencia de categorías fundamentales para comprender los agenciamientos (Deleuze & Guattari, 2020) de los y las pobladoras del Campamento Felipe Camiroaga. Sintetizando en una experiencia que se presenta como producción epistémico-metodológica siguiendo el marco referencial expuesto.

Resumen:

En el presente resumen nos proponemos compartir un informe de Sistematización de la Práctica como trabajo final de grado de la Licenciatura en Trabajo Social en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo; defendido por las autoras mencionadas en el mes de abril del corriente año. La misma se denominó “Aportes a la intervención del Trabajo Social en torno a la temática medioambiental. Experiencias en práctica comunitaria en la población El Roble, comuna La Pintana, Región Metropolitana, Chile”. El inicio de la experiencia vivida estuvo enmarcado en el Programa de Intercambio Estudiantil de la UNCuyo. En el año 2018, nos postulamos al programa de movilidad para realizar una estancia académica durante el primer semestre de 2019. Fuimos aceptadas por la Universidad Católica Silva Henríquez en Santiago de Chile, donde asistimos a la Escuela de Trabajo Social por cinco meses –marzo a julio 2019-; allí realizamos prácticas de intervención comunitaria en la Dirección de Gestión Ambiental ubicada en la comuna de La Pintana, perteneciente a la Región Metropolitana de Chile.De esa práctica recuperamos nuestra inserción al proyecto “Comunicación, educación y sensibilización ambiental a la comunidad sobre la separación en origen, gestión de residuos y productos prioritarios”, su ejecución estuvo a cargo de un equipo de monitores/as ambientales (en el cual éramos parte como grupo de prácticas). El proyecto estuvo destinado a enfrentar la presencia de microbasurales en un cuadrante del Sector El Roble de la comuna de La Pintana, debido a la problemática ambiental de formación constantes de microbasurales en espacios abiertos en donde se acumulaban restos de escombros, electrodomésticos, muebles, residuos domésticos, entre otros.  Las líneas de acción del proyecto estuvieron destinadas a una campaña puerta a puerta en el territorio abordado y un trabajo en conjunto con las organizaciones comunitarias, sociales e institucionales de la comunidad, que generaron acciones socioeducativas y comunitarias. A principios del año 2021, en época de pandemia, elegimos sistematizar esta práctica con el propósito de recuperar los aprendizajes significativos de la experiencia y generar aportes al campo disciplinar del trabajo social con respecto a la temática medioambiental. Nos posicionamos en la metodología propuesta por Oscar Jara siguiendo los cinco momentos que plantea para poder llevar a cabo este tipo de investigación. Compartiremos aquí el segundo momento, denominado plan de sistematización, que rigió nuestro informe: Objeto: proceso de prácticas comunitarias en torno al proyecto “Comunicación, educación y sensibilización ambiental a la comunidad sobre la separación en origen, gestión de residuos y productos prioritarios”, durante el primer semestre de 2019 en la Dirección de Gestión Ambiental de la Comuna La Pintana, Santiago de Chile. Eje:  Los aprendizajes adquiridos en la experiencia de prácticas comunitarias en la temática medioambiental para aportar argumentos críticos a la intervención profesional del Trabajo Social.Objetivo General: Comprender los aprendizajes adquiridos en la experiencia de prácticas comunitarias en la temática medioambiental realizadas en el sector Norponiente ‘El Roble’, La Pintana, durante el primer semestre de 2019.Objetivos Específicos:-Describir la construcción de la participación comunitaria en el proyecto socioeducativo ambiental.-Reconocer los aprendizajes adquiridos desde una perspectiva crítica en el proceso de prácticas comunitarias.-Aportar argumentos críticos a la intervención profesional del Trabajo Social en la temática medioambiental.  Las principales acciones que llevamos a cabo fueron reconstruir históricamente el proceso vivido, siendo parte de esta las acciones llevadas a cabo en el proyecto comunitario, como también las tensiones, encuentros, modificaciones, entre otros puntos, que él mismo sufrió. También la búsqueda de antecedentes de la profesión en la temática medioambiental de los últimos diez años (2011-2021) en Argentina, como así también marcando antecedentes a nivel global. Ampliamos las fuentes de información ya obtenidas, entrevistando a dos actores que fueron parte de la ejecución del proyecto. En nuestro marco teórico conceptual abordamos categorías transversales a nuestra investigación: Trabajo Social y Medio Ambiente; Educación Popular; Justicia Ambiental; y, Participación Comunitaria. Estas categorías nos permitieron profundizar y reflexionar sobre la intervención profesional en la temática medioamiental y su posibilidad de originar nuevas prácticas que mejoren y hagan que les sujetos sean protagonistas de sus propias realidades y generen su propia transformación social. En el informe pudimos plasmar las reflexiones de fondo sobre lo acontecido en el transcurso de la experiencia, realizando un análisis de la reconstrucción histórica y un análisis de nuestro eje de sistematización. Los puntos de llegada que obtuvimos fueron dos: -Concluir que son escasas las elaboraciones científicas por parte del trabajo social argentino con respecto a intervenciones y estudios en la temática medioambiental. -Tomar la problemática medioambiental como cuestión social. La naturaleza ha sido gravemente afectada por ser concebida como mercancía, donde el avance voraz sobre la misma ha traído a la humanidad afecciones incalculables y nos visualiza que la falta de problematización sobre dicha concepción ya arrastra efectos en nuestras vidas cotidianas como los vividos por el cambio climáticos.  Palabras claves: Trabajo Social, Medioambiente, Trabajo Comunitario. 

Resumen:

Esta ponencia presenta algunas reflexiones exploratorias sobre el rol de la teoría en Trabajo Social, específicamente aquella referida a la dimensión espacial de la vida en sociedad y del quehacer profesional. Se busca responder dos preguntas: ¿por qué es necesario teorizar lo espacial en Trabajo Social?, y ¿de qué manera dicha teorización puede ser llevada a cabo?Parto de la constatación de la centralidad de la dimensión espacial en la vida humana. El espacio es, como plantea David Harvey (2012), una palabra clave para entender la realidad social, ya que “la producción de relaciones espaciales (y de los discursos sobre relaciones espaciales) es una producción de relaciones sociales, y alterar una es alterar la otra” (Harvey, 2018, p.151). En este sentido, entiendo el espacio como una categoría conceptual general que cruza y envuelve la vida social en su conjunto, tal como lo plantea Lefebvre (2013).Entiendo también que el espacio es indisociable del tiempo y que, por lo tanto, asentados en los descubrimientos contemporáneos de la física, es necesario pensar la realidad a partir de un continuo flujo espacio-temporal, en el que tanto la dimensión espacial se ve afectada por el tiempo, como la dimensión temporal condicionada por el espacio (Rovelli, 2020). A su vez, ambas dimensiones se encuentran cruzadas por la experiencia humana que las concibe -y las produce- de formas específicas socialmente determinadas, lo que ha sido planteado en obras diversas como las de Elias (2013), o Giannini (2013). De hecho, Harvey (2018) identifica este argumento en autores de diversas tradiciones intelectuales, como Hallowell, Lévi-Strauss, Hall, Bourdieu, Munn, Hugh-Jones, Gell y Moore, e inclusive en la obra marxiana. Al respecto, él mismo realiza una profundización dialéctica y materialista-histórica sobre la dimensión espacio-tiempo. Por ello, en este trabajo considero como base el supuesto de centralidad de la dimensión espacio-temporal y su vínculo ineludible con la experiencia humana que no solo la experimenta, sino que también la crea.Por otro lado, se reconoce que la profesión ha tenido desde siempre un fuerte vínculo con lo espacial, aunque aquello no haya sido necesariamente explicitado o suficientemente teorizado. En este sentido, este trabajo viene a aportar a la fundamentación de lo que he denominado como el campo de las espacialidades de la intervención social (Saravia, 2019). Este fin ulterior es pensado parafraseando la máxima marxista: la ciencia social debe buscar no solo explicar o comprender la realidad sino transformarla. En relación con el espacio ello tiene implicancias específicas que son detalladas a continuación.Como muestra el trabajo de Lefebvre y la realidad del campo académico contemporáneo, el tratamiento de los asuntos espaciales tiende a fragmentar el espacio en especialidades disciplinares o temáticas, y entre la investigación de los fenómenos espaciales y los procesos de transformación de estos. Ello es perjudicial si no se hace trabajo de articulación, ya que despolitiza lo espacial y atomiza su tratamiento.Para avanzar hacia las bases que permitan establecer los fundamentos de un campo que cristalice dichos entrecruzamientos, que podríamos denominar como un campo sobre espacialidades en/de la intervención social, es necesario hacer una discusión que permita definir elementos teóricos mínimos para la comprensión del espacio. Ahora bien, antes de plantear una propuesta sobre cuáles son esos elementos, es necesario problematizar someramente el concepto de intervención social. Lo entiendo como una categoría inter o transdisciplinaria que se vincula con claridad con la dimensión profesional de distintas disciplinas. Podemos en este sentido, hablar de intervención psicológica, intervención urbanística, intervención económica, o intervención social, entre otras. Para la mayor parte de estas disciplinas lo referido al proceso interventivo no es algo que haya sido considerado central, pero en Trabajo Social sí. Sin embargo, eso no quiere decir que esto es algo exclusivo de trabajo social, tal como plantea Juan Saavedra. Habiendo considerado lo anterior, propongo que hay al menos cuatro aspectos mínimos que una aproximación teórica sobre el espacio en trabajo social debiese tener, si ha de considerarse desde una perspectiva crítica: multidimensionalidad, multiescalaridad, historicidad y la consideración del poder como factor de análisis ineludible. Entender el espacio como multidimensional implica rehuir posturas que lo comprenden como meramente físico, e incluir elementos subjetivos, sociales, culturales, entre otros. Asumir una perspectiva multiescalar implica entender que el espacio-tiempo es un continuo que puede ser pensado desde (y en el que se puede actuar en) escalas específicas, aunque dichas escalas son constructos conceptuales que en términos pragmáticos se superponen y afectan mutuamente. Incorporar historicidad en el análisis espacial implica entender que el espacio tal cual es aprehensible en la contemporaneidad es producto de relaciones históricas, que deben ser desentrañadas para una comprensión cabal del momento actual. Considerar el poder como criterio, es entender que el espacio es campo y objeto de la lucha política en diversas escalas, y que negar o invisibilizar aquello contribuye a reproducir desigualdades e injusticias.Asumir los cuatro criterios anteriores, ¿permitirá hacer dialogar producciones específicas que actualmente se encuentran fragmentadas? No necesariamente. Para ello es necesario generar un diálogo que permita tender puentes entre matrices teóricas, terminologías conceptuales, y trayectorias socio-políticas territoriales. Respecto del debate teórico propongo en línea con Harvey y Lefebvre, que debe ser criticado tanto el eclecticismo como el dogmatismo, develando fronteras e interfaces entre posturas teóricas. En cuanto al uso de conceptos es necesario identificar patrones disciplinares y territoriales, para luego tender puentes entre espacios que parecieran no dialogar. Por último, es necesario tener en consideración las particularidades de la reflexión producidas por las trayectorias sociopolíticas de cada territorio, dejando atrás miradas ingenuas de la producción intelectual.Lo anterior permitirá establecer marcos comprensivos generales que posibiliten análisis interpretativos que crucen fronteras disciplinares, temáticas, territoriales, y teóricas. Para Trabajo Social surgen desafíos: una revisión histórica del abordaje de asuntos espaciales para lograr una comprensión armónica de estos procesos, reflexión sobre las implicancias para la enseñanza de pre y posgrado relativa a asuntos espaciales, y el establecimiento de marcos de referencia para la actuación profesional inter-trans-disciplinaria sobre estos asuntos. Estas son tareas no meramente académicas, sino también político-gremiales.