Resumen:
En los últimos años se ha incrementado el debate sobre la inserción del Trabajo Social en la educación como profesión relevante para las políticas de permanencia de los estudiantes universitarios. Esto evidencia la necesidad de acciones que garanticen condiciones que vayan más allá de la reducción de las tasas de abandono y promuevan a los estudiantes una trayectoria académica saludable que lleve a la finalización exitosa de los cursos.En la realidad brasileña, se implementaron importantes legislaciones para las políticas de permanencia de los estudiantes universitarios, respectivamente, la “Lei de Cotas” (Ley 12711/2012) y el “Programa Nacional de Assistência Estudantil” (Decreto 7234/2010). Además, ambas pretenden desarrollar la democratización del acceso a la universidad y los derechos de los estudiantes, como por ejemplo, becas estudiantiles, gratuidad en el restaurante universitario y en el transporte público, exención en los cursos extracurriculares de idiomas, apoyo pedagógico, entre otros. En algunos momentos podemos encontrar contradicciones en la realidad social que pueden comprometer la eficacia de las políticas de acceso y permanencia estudiantil planteando retos profesionales al equipo de Trabajo Social, como nos apuntan Santos y Marafon (2016).El entendimiento en este trabajo de acciones afirmativas se basa en las políticas públicas que pretenden superar las desigualdades en la sociedad acumuladas a lo largo de los años. De este modo, se busca un equilibrio en el acceso a la educación. Sin embargo, hay grupos sociales, como por ejemplo las personas trans, que son grupos históricamente vulnerabilizados, con más dificultades para acceder a bienes, servicios y derechos sociales. Aquí especificamos el ambiente universitario como un espacio hostil concebido desde una estructura colonial, racista, machista y homófobo, donde luchamos poco a poco para transformar.Se estima que las personas trans brasileñas tienen una situación educativa deficitaria, alrededor del 70% no terminó la escuela secundaria y sólo el 0,02% cursa estudios superiores (ANTRA, 2020). En este sentido, Andrade (2012) explica que a las personas trans les ha resultado difícil entrar en el sistema educativo y así mismo, para aquellos que lo logran hay una presión muy intensa que los lleva a no acabar sus estudios, donde la transfobia ocasiona un proceso de “evasión involuntaria”. Por esta razón, es necesario contar con un plan de acción profesional para proponer intervenciones con políticas específicas para cambiar esta realidad y cabe al trabajo social viabilizar los derechos y servicios a las personas trans (CFESS, 2016).Este trabajo es un informe desde la experiencia profesional del Trabajo Social actuando en acciones afirmativas con enfoque de género y diversidad, en la atención a estudiantes trans. Presentamos un análisis cualitativo de los registros de los atendimientos realizados por el Trabajo Social con estudiantes trans (travestis, transexuales, transgéneros y no binarios) durante el último año (2021-2022) en la Universidade Federal de Santa Catarina (Brasil). Como resultados de la investigación empírica, destacamos la salud mental y la vulnerabilidad socioeconómica como dos grandes categorías identificadas como las demandas más frecuentes en los servicios. Además, destacamos la necesidad de políticas intersectoriales que cubran las especificidades de esta población, así como la consolidación de las acciones afirmativas como políticas que van más allá de la admisión (reserva de plazas/cuotas) y que deben estar sincronizadas con la asistencia al estudiante y el apoyo pedagógico. La permanencia estudiantil está relacionada a diversos factores sociales como género, clase, etnia y necesita un análisis global del perfil de los estudiantes trans. En este sentido, es muy importante que las acciones, programas y proyectos con la población trans se realicen en colaboración con otras profesiones y con otros sectores dentro y fuera de la universidad.Resaltamos que para la inclusión de las personas trans en el ambiente universitario necesitamos cuotas sociales, para el ingreso en la universidad y para el acceso a las becas estudiantiles. Adicionalmente necesitamos invertir en campañas educativas de concientización y respeto a las identidades trans, así como también fortalecimiento de los vínculos de los estudiantes con la red de protección social, como salud y asistencia social.La trayectoria de vida de las personas trans está marcada por los perjuicios, la discriminación y la violencia sufridos en los mas diversos ambientes e instituciones, como en la familia, escuela, iglesia o trabajo. Las vulnerabilidades a las que pueden estar expuestos son múltiples y derivan de una invisibilidad crónica, producida por una transfobia estructural. Por ejemplo, no hay datos demográficos oficiales específicos sobre este público para poder crear políticas mejor orientadas. En este contexto, destacamos algunos desafíos en la universidad como mapear los datos institucionales e integrar entre los diferentes sistemas de información que existen en la universidad o evitar errores de contabilizar como trans, aquellas personas que sólo pretenden utilizar un nombre social.Si no conseguimos identificar adecuadamente a este público dentro dos propios sistemas de información de la universidad: ?Cómo se puede planear, ejecutar y evaluar políticas para un grupo social que no existe formalmente?