Resumen:

Uno de los tantos impactos de la pandemia del Covid-19 ha sido la intensa digitalización de la vida social, notoriamente en los ámbitos de la educación y el trabajo. Este auge vino a fortalecer un proceso de larga data que hoy se manifiesta en el ubicuo uso de computadores, teléfonos móviles y otros aparatos “inteligentes”, así como en la inasible cantidad de artefactos, infraestructuras y máquinas que articulan y condicionan nuestra vida cotidiana, los sectores productivos, el funcionamiento de las ciudades, la difusión de la información, etc. En términos conceptuales, la penetración de las tecnologías digitales ha profundizado la noción de la sociedad como un tejido sociotécnico, esto es, compuesto indistintamente por seres humanos y artefactos. Desde una perspectiva crítica, el protagonismo de la ciencia y la tecnología responde a una suerte de mitología o religión, propia de la modernidad capitalista, que cree a ojos cerrados que las innovaciones tecnocientíficas marcan el ritmo del progreso humano, anulando la posibilidad de imaginar otros futuros.Como cabría esperarse, la omnipresencia de las tecnologías digitales también está transformando al Trabajo Social. Desde la forzosa virtualización de las intervenciones hasta la irrupción de la inteligencia artificial en las políticas sociales, las y los trabajadores sociales van experimentando formas emergentes de digitalización de la acción social, para las cuales, ante su novedad histórica, muchas veces no cuentan con las suficientes herramientas técnicas y/o reflexivas.Sobre la base de esta premisa, con la presente ponencia se busca aportar al conocimiento y la reflexión crítica en la disciplina respecto de los actuales y futuros escenarios de la acción social, por medio de una sistematización de los aspectos de la digitalización advierten cambios para el Trabajo Social. En síntesis, se presentan cinco tendencias que impactan tanto en el ámbito formativo como en el profesional, y luego se proponen dos desafíos transversales para empujar una discusión disciplinar más amplia, con miras a fortalecer la voz y la acción de las y los trabajadores sociales ante la digitalización. A modo de aporte teórico, el análisis es elaborado desde el enfoque de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología (CTS), cuya principal contribución epistémica consiste en atender la materialidad de los artefactos como parte constitutiva de los distintos aspectos de lo social, en una interacción indivisible entre humanos/as y máquinas. Por tanto, debe comprenderse la digitalización como una práctica sociomaterial, la que -por un lado- está fuertemente movilizada por un imaginario tecnodeterminista, que considera la tecnologización como un proceso instrínsecamente bueno e irreversible; pero que, a su vez, y como toda acción humana, puede ser negociada, disputada, cuestionada y revertida, siempre y cuando las personas así lo conciban.Las cinco tendencias señaladas, en breve, son las siguientes:Big data e inteligencia artificial en las políticas sociales: refiere a caracterizar la progresiva introducción de herramientas de inteligencia artificial en la gestión de beneficios sociales y evaluar las implicancias éticas y políticas que conlleva, particularmente cuando se le asigna a un algoritmo una decisión que puede marcar la vida de una persona.El “desempleo tecnológico” llevado al trabajo social: se pone en perspectiva cómo la inteligencia artificial amenazaría realmente el quehacer profesional, mostrando que, antes que preocuparse por robots que les sustituyan, se deben atender los riesgos en torno a la precarización de las condiciones laborales y del propio ejercicio profesional.La penetración de las redes sociales virtuales en la vida social e individual: la investigación académica y el levantamiento de diagnósticos de intervención se ven impelidos a redimensionar el papel del mundo digital en la cotidianiedad de las personas -como lo hacen las etnografías digitales-, con especial atención a las formas digitales de violencia a la que se ven expuestas mujeres y niños/as y a la pretensión de implementar mecanismos de participación comunitaria digitales en sustitución de los presenciales.La virtualización parcial y progresiva de la intervención social: durante la pandemia, las y los trabajadores sociales debieron resolver las dificultades de perder el trato cara a cara (i.e. entrevistas y trabajo en terreno). Aunque hayamos retornado a la presencialidad, varias dinámicas virtuales prevalecen, proyectando un escenario futuro de hibridez (plano de lo “phygital”).El renovado uso de las tecnologías de la información y la comunicación en el quehacer profesional: si bien es una preocupación de más de dos décadas, la emergencia y expansión de nuevos programas hacen insuficiente la capacitación técnica, planteando la posibilidad de incorporar transversalmente estas herramientas a lo largo de la formación profesional, acompañándolo de una formación crítica al respecto.Este escenario, en su conjunto, plantea -a nuestro juicio- dos desafíos sustantivos para la disciplina. El primero de ellos consiste en lo que denominamos la superación de la opacidad, tanto técnica como política. En el ámbito técnico, se trata primeramente de que lxs trabajadorxs sociales sepan apropiarse de las cualificaciones informáticas arriba señaladas y de conocer el funcionamiento de los dispositivos digitales descritos. En tanto, la opacidad política apela a que comprendan analíticamente el transfondo que explica la digitalización, adquiriendo nociones críticas que les permitan cuestionar y proponer alternativas al solucionismo tecnológico. Superar la opacidad implica también que las/os trabajadoras/es sociales rechacen la presunción de que su desconocimiento de la informática les anula. Por el contrario, el segundo desafío consiste en que el Trabajo Social se proponga salir de la retaguardia y asumir un papel protagonista en este debate. En la medida en que la digitalización, como indica la literatura, tiene implicancias en el ejercicio de los derechos humanos, las y los trabajadores sociales deben posicionarse en la primera línea crítica sobre estas tendencias. Ingenieros, empresarios y economistas -en general- han revelado su limitación epistémica sobre las desafíos éticos de sus innovaciones y soluciones. En cambio, gracias a la sólida formación ética, el Trabajo Social está plenamente habilitado para intervenir en el diseño e implementación de iniciativas digitales, poniendo como principio ineludible el resguardo de la dignidad humana.

Resumen:

La ponencia es resultado de una investigación empírica en curso, cuyo objeto de estudio es la inserción socio ocupacional y los inicios de la formación de posgrado de los recientes egresados y egresadas de la licenciatura en Trabajo Social de la Universidad de la República, Uruguay. Mediante el diseño y la puesta en práctica de un instrumento de relevamiento on-line que indagó en la inserción socio ocupacional y la formación de posgrado de los egresados y las egresadas de la Licenciatura de Trabajo Social 2020-2022 (Montevideo y Centro Regional Litoral Norte Salto), la investigación  exploró múltiples dimensiones  acerca de la Inserción socio ocupacional (ámbito; vía de acceso; tipo de contrato; carga horaria; salario; actividades que se demandan; iniciativas; supervisión o co-visión; equipo multidisciplinario; estrategias colectivas; relación entre inserción ocupacional, y el interés y las expectativas profesionales)  y las trayectorias formativas de  posgrado (continuidades; fundamentos de las elecciones; nivel de satisfacción con respecto a las expectativas de partida).La inserción de los integrantes del equipo de investigación[1] en proyectos formativos, que articulan docencia, investigación y extensión, e introducen a los y las estudiantes de Trabajo Social en un ámbito temático de política pública específica y en diferentes perspectivas teórico metodológicas, ético políticas y técnico operativas, exige una lectura sistemática de la profesión y de las concepciones y acciones que en materia de protección social se vienen desarrollando en Uruguay (Claramunt & Leopold, 2017; Claramunt & Leopold, 2022; Claramunt & Leopold, 2022b; Leopold, 2021; Claramunt, 2021)Para esta indagación, el Trabajo Social es concebido como un producto sociohistórico – con cambios y continuidades en su desarrollo - signado por múltiples determinaciones que la configuran y reconfiguran como profesión social e institucionalmente legitimada. El ejercicio profesional se encuentra atravesado y determinado por las transformaciones societales e institucionales en las que se inscribe, y es parte de un proceso de elaboración colectiva en el que participan los profesionales que lo ejercen, por lo que se encuentra en permanente movimiento y sus agentes contribuyen a su recreación continua.A partir de 2020 Uruguay procesa un cambio de gobierno de signo regresivo conducido por una coalición electoral conservadora y una coyuntura pautada por la pandemia a escala planetaria que expone las múltiples contradicciones que alberga la vida social, y arremeten, como suele suceder con las crisis, contra los sectores más afectados por la desigualdad social: problemas de trabajo, vivienda, salud, quedan expuestos con crudeza, y despejan, de manera contundente, toda noción de que la pandemia afecta a todos por igual. Con una perspectiva, que parece despolitizar toda referencia a la conflictividad social y apela, una vez más, al empeño y la responsabilidad de cada individuo para superar las situaciones de crisis social, se despliegan algunas acciones asistenciales limitadas en cobertura y materialidad. Incrementos poco significativos de instrumentos asistenciales, originariamente ya acotados, no parecen dar respuesta satisfactoriamente al crecimiento de la pobreza.  En este escenario, al mismo tiempo que se observa una tendencia minimalista y restrictiva de la materialidad y alcance de las políticas sociales en tanto profesión inserta en la división sociotécnica del trabajo, se profundiza la precarización de las condiciones laborales de los y las trabajadores/as sociales (salario, formas de contratación, desespecialización y desprofesionalización) a y crece la demanda por “administradores” de políticas sociales, una figura profesional devenida en técnico polivalente, capaz de “hacer de todo un poco”, de forma cada vez más simplificada (Guerra, 2018, p. 62). Como apunta Guerra (2018), el momento histórico impacta en las condiciones en las cuales el Trabajo Social da respuestas a la realidad y en los requerimientos que se le hacen desde las instituciones a la profesión.De esta manera, ejercicio profesional y formación confluyen en tensiones y dilemas del mismo orden. La demanda por el dominio de saberes técnicos e instrumentales vuelve una y otra vez sobre el Trabajo Social y en su devenir, recuerda sus orígenes subalternos y moralizadores.    Bibliografía   Claramunt (2021) La formación de los/as trabajadores /as sociales en la Universidad de la República: trayectorias y desafíos al despuntar la tercera década del siglo XXI. En Asociación de Asistentes Sociales del Uruguay. 40 años. Historia, trayectoria y desafíos. Bentancor, Jaurena y Machado (coordinadores) Montevideo: ADASU. pp.135-145Claramunt & Leopold (2022) Pandemia, formación y después. Avatares de la formación en Trabajo Social en la universidad pública uruguaya en El Trabajo Social frente a las actuales crisis sociopolíticas. Debates para un nuevo proyecto disciplinario, Luis Vivero (organizador) RIL editores y Universidad Católica de Temuco, Temuco, ChileClaramunt & Leopold (2022b) Políticas sociales y trabajo social. Aproximaciones a un estudio comparado entre Costa Rica y Uruguay. Em Serviço Social Iberoamericano nas Trilhas da Resistência: crise do capital, expressões conservadoras e tendências contemporáneas. Rede Iberoamericana de Investigación en Trabajo Social y Universidade Federal de Ouro Preto – UFOP (organizador) (en prensa) Claramunt & Leopold (2017) El Trabajo Social en Uruguay. Tensiones y desafíos de la formación y la inserción laboral de los profesionales en la actualidad. En Trabajo y Formación en Trabajo Social. Avances y tensiones en el contexto de Iberoamérica Yolanda Guerra, Virginia Alves Carrara, Alcina Martins, Marinez de Oliveira Xavier (coordinadoras) Universidad de Granada: Granada. pp.279-294Guerra, Y. (2018) Servicio Social y formación profesional: desafío para la formación integral y de calidad. En: Transformaciones sociales, protección social y trabajo social: XII Congreso Nacional de Trabajo Social. Silva, C. (Coordinadora.). Montevideo: Udelar-FCS-DTS. pp.56-68.Leopold (2021) El bienestar social en disputa. Notas para contribuir al análisis del progresismo. En Asociación de Asistentes Sociales del Uruguay. 40 años. Historia, trayectoria y desafíos. Bentancor, Jaurena y Machado (coordinadores) Montevideo: ADASU. pp.105-110    [1] Integrado por Adela Claramunt, Carolina Incerti, Sandra Leopold y Santiago Zorrilla de San Martín